Mayorías minoritarias

Lo paradójico de la situación actual es que, casi con toda seguridad, la “tercera vía” ganaría tanto si se enfrentara al ‘statu quo’ como si lo hiciera contra la independencia

Se podrán convocar las elecciones catalanas las veces que se quieran, preguntar en plebiscito, consulta popular o referéndum, contar votos o sólo escaños, ponderar los votos del interior de manera diferente, hacer coaliciones amplias o reducidas. Pero todos los datos apuntan a que en la sociedad catalana no existe una mayoría suficiente a favor de la independencia (“suficiente” en el sentido de que pudiera legitimar de forma amplia, inequívoca e irreversible un proceso de secesión unilateral). Como tampoco parece existir una mayoría suficiente a cambio de dejar las cosas como están, es decir, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Se podrán convocar las elecciones catalanas las veces que se quieran, preguntar en plebiscito, consulta popular o referéndum, contar votos o sólo escaños, ponderar los votos del interior de manera diferente, hacer coaliciones amplias o reducidas. Pero todos los datos apuntan a que en la sociedad catalana no existe una mayoría suficiente a favor de la independencia (“suficiente” en el sentido de que pudiera legitimar de forma amplia, inequívoca e irreversible un proceso de secesión unilateral). Como tampoco parece existir una mayoría suficiente a cambio de dejar las cosas como están, es decir, en el punto en que las dejó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.

¿Por qué no se abre entonces el camino a una “tercera vía”? Lo paradójico de la situación actual es que, casi con toda seguridad, la “tercera vía” ganaría tanto si se enfrentara al statu quo como si lo hiciera contra la independencia. Pero si esa opción no está encima de la mesa es por razones estratégicas ya que tanto el Gobierno como los independentistas están interesados en excluir dicha opción del tablero, al menos por el momento.

La existencia de dos mayorías minoritarias con fuerzas similares puede generar un bloqueo permanente de la situación, incluso dar paso al conflicto. Pero también puede abrir el camino al entendimiento una vez que ambos campos sientan que han tocado techo, y mejor aún, comiencen a experimentar o sospechar el agotamiento de sus fuerzas. Las elecciones catalanas pueden interpretarse en dicha clave estratégica: antes de decidir cuál es su siguiente paso, los contendientes necesitan comprobar cuál es su máximo nivel de apoyo. De ahí que les interese polarizar la elección, tensionar sus mensajes y galvanizar al electorado. Eso explica que el Gobierno, aunque rechace el carácter plebiscitario de las elecciones, haya aceptado recoger el guante lanzado por Junts pel Sí de medir las fuerzas de cada uno. Después del 27, cada uno contará sus fuerzas y rediseñará sus estrategias en función de los resultados. Si los estos muestran de forma concluyente la existencia de dos mayorías minoritarias, se abrirá la tercera vía. De lo contrario, unos aumentarán la tensión y otros cavarán aún más hondo. @jitorreblanca

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En