Cartas al director

Fariseísmo en las aulas y en las urnas

Iruñea, Navarra -

El año pasado, unas 50.000 personas no pudieron acceder a grados universitarios o superiores debido a la ingente alza de las tasas de matriculación y al recorte de las becas. Aquellos dirigentes, carentes de empatía, no solo han negado el derecho a educación a estos estudiantes, también los han segregado por cuestiones meramente económicas.

Esta merma de oportunidades que se nos impone a la comunidad estudiantil, y a los jóvenes en general, pone tristemente de manifiesto el poder del entramado capitalista, el que se toma las confianzas de aquilatar al ser en función de los ceros que ado...

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El año pasado, unas 50.000 personas no pudieron acceder a grados universitarios o superiores debido a la ingente alza de las tasas de matriculación y al recorte de las becas. Aquellos dirigentes, carentes de empatía, no solo han negado el derecho a educación a estos estudiantes, también los han segregado por cuestiones meramente económicas.

Esta merma de oportunidades que se nos impone a la comunidad estudiantil, y a los jóvenes en general, pone tristemente de manifiesto el poder del entramado capitalista, el que se toma las confianzas de aquilatar al ser en función de los ceros que adornen su cuenta bancaria.

¿Hemos superado realmente la sociedad estamental? ¿Dónde está ese ilusorio “ascensor social” que les vendieron a nuestros padres y abuelos? No sabemos dónde está la universidad del hijo del pobre, la del hijo del obrero, lo que desde luego queda de manifiesto es la dominación de los poderes fácticos, el sojuzgamiento que la clase obrera y sus vástagos padecemos por parte del capital. Si la educación es “empoderamiento, libertad y autodeterminación”, las tijeras de los esbirros del elitismo se traducen y encarnan en esclavitud.— Andrea Garcés Galarreta.

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