Cartas al director

La Cataluña que nos quieren hurtar

Cumpleaños con niños de la clase de mi hija de cinco años. Estábamos catalanes “no españoles”, catalanes “españoles”, españoles, italianos, franceses, holandeses, argentinos… En el momento de cantar el Cumpleaños feliz unos lo hicieron en catalán y otros en castellano. La cacofonía era absurda. De la manera más natural, sin aspavientos, pasamos todos al catalán, y después al castellano y al inglés, francés, italiano, euskera... Terminó siendo cómico y plural. Esta realidad cosmopolita, abierta, plural, integradora fue la que me enamoró de Cataluña cuando llegué hace ya 20 años. Hoy, u...

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Cumpleaños con niños de la clase de mi hija de cinco años. Estábamos catalanes “no españoles”, catalanes “españoles”, españoles, italianos, franceses, holandeses, argentinos… En el momento de cantar el Cumpleaños feliz unos lo hicieron en catalán y otros en castellano. La cacofonía era absurda. De la manera más natural, sin aspavientos, pasamos todos al catalán, y después al castellano y al inglés, francés, italiano, euskera... Terminó siendo cómico y plural. Esta realidad cosmopolita, abierta, plural, integradora fue la que me enamoró de Cataluña cuando llegué hace ya 20 años. Hoy, unos y otros parecen decididos a acabar con ella. Unos porque quieren “españolizar”, otros porque creen que esa amalgama cultural resta identidad a sus “esencias”. Mientras siga habiendo cumpleaños y gente abierta, resistiremos. Pero ya cansa.— Rafael Martínez.

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