Editorial

La trituradora de Artur Mas

La decisión de Unió es impecable. Todo lo contrario de los empujones del 'president'

La acción trituradora de Artur Mas alcanza ya a su Gobierno, hasta destruir la federación de Convergència con Unió fundada como coalición electoral hace 37 años. Hasta ahora afectaba solo al sistema de partidos, fragmentados uno detrás de otro por la acción divisiva del plan independentista. A tres meses de la cita electoral anticipada del 27 de septiembre, al presidente catalán le dimiten los tres consejeros de Unió en respuesta al ultimátum formulado desde Convergència para que se sometan a su hoja de ruta.

No son consejeros irrelevantes. Joana Ortega, la vicepresidenta, tuvo un papel...

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La acción trituradora de Artur Mas alcanza ya a su Gobierno, hasta destruir la federación de Convergència con Unió fundada como coalición electoral hace 37 años. Hasta ahora afectaba solo al sistema de partidos, fragmentados uno detrás de otro por la acción divisiva del plan independentista. A tres meses de la cita electoral anticipada del 27 de septiembre, al presidente catalán le dimiten los tres consejeros de Unió en respuesta al ultimátum formulado desde Convergència para que se sometan a su hoja de ruta.

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No son consejeros irrelevantes. Joana Ortega, la vicepresidenta, tuvo un papel destacado en la consulta del 9-N y se halla procesada por el Tribunal Superior de Justicia, junto al presidente Mas y la consejera de Educación, Irene Rigau. Ramon Espadaler es el consejero de Interior, responsable de los Mossos d'Esquadra, además de secretario general de Unió. Josep Maria Pelegrí es el consejero de Agricultura, sensible en la Cataluña interior.

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La decisión de Unió es impecable. Ante la presión para que adopte una línea que no es la suya, el partido democristiano sale del Gobierno, aunque a la vez asegura responsablemente la estabilidad parlamentaria. Todo lo contrario de los empujones que prodiga Artur Mas desde Convergència, donde la escalada independentista es fruto del decisionismo presidencial en vez del funcionamiento regular de un partido que se propone refundar sin ni siquiera convocar un congreso extraordinario o consultar a sus militantes.

La crisis tiene virtudes clarificadoras y se produce antes de que Convergència consume su separación de Unió, el partido coherente que no se ha movido en sus posiciones. Mas podrá componer ahora un gabinete volcado al activismo independentista y Unió, levantar la bandera del catalanismo moderado, integrador y dialogante que quiere incrementar el autogobierno y resolver el contencioso a través del pacto y del respeto al Estado de derecho.

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