Cartas al director

Mis amigos griegos

Leo la prensa y me siento en la obligación de recordar que cuando hablamos de Grecia hablamos de los griegos. La realidad se interpreta solo en términos económicos, y el mundo no se mueve solo por la economía.

Los habitantes de Grecia son europeos, sí, pero no son euros, no son rentabilidad económica, no son pérdidas ni deudas. Ellos democráticamente van a decidir a qué gobernantes confiarán su futuro inmediato. Tienen muchos problemas que resolver, pero también muchos valores que mantener. Los ciudadanos de cualquier país que ha sufrido recortes injustificables vemos cómo otros nos dic...

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Leo la prensa y me siento en la obligación de recordar que cuando hablamos de Grecia hablamos de los griegos. La realidad se interpreta solo en términos económicos, y el mundo no se mueve solo por la economía.

Los habitantes de Grecia son europeos, sí, pero no son euros, no son rentabilidad económica, no son pérdidas ni deudas. Ellos democráticamente van a decidir a qué gobernantes confiarán su futuro inmediato. Tienen muchos problemas que resolver, pero también muchos valores que mantener. Los ciudadanos de cualquier país que ha sufrido recortes injustificables vemos cómo otros nos dicen cuánto debemos ganar y gastar, y ahora a quién debemos votar. ¡Que no somos niños!

Tengo unos amigos griegos que son extraordinarios, llenos de valores y con un gran respeto por la cultura y por las relaciones personales, tienen un gran corazón que comparten con todos los ciudadanos sin importar de dónde vienen, qué idioma hablan o cuánto dinero ganan.

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¡Ya está bien! El motor del mundo debe alimentarse de valores humanos no económicos.— Rosa Santa Daría Hernández.

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