Cartas al director

Los óvulos de la discordia

Me he topado con la noticia de que dos grandes compañías estadounidenses ofrecen una retribución monetaria a sus empleadas para que retrasen su maternidad haciendo que sus óvulos sean congelados. Soy una joven de 16 años. Para mí, leer este tipo de noticias es chocante. Y digo chocante porque, en mi opinión, están poniendo a estas mujeres entre la espada y la pared. Realmente me parece increíble que, en pleno siglo XXI, a la mujer se le imponga esta clase de trato donde su integridad se ve afectada.— Karen Vicky Príncipe Torres. Sevilla.



...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me he topado con la noticia de que dos grandes compañías estadounidenses ofrecen una retribución monetaria a sus empleadas para que retrasen su maternidad haciendo que sus óvulos sean congelados. Soy una joven de 16 años. Para mí, leer este tipo de noticias es chocante. Y digo chocante porque, en mi opinión, están poniendo a estas mujeres entre la espada y la pared. Realmente me parece increíble que, en pleno siglo XXI, a la mujer se le imponga esta clase de trato donde su integridad se ve afectada.— Karen Vicky Príncipe Torres. Sevilla.

Congelar óvulos de sus empleadas ha sido la iniciativa que han llevado a cabo algunas empresas como Facebook o Apple. Lo exponen como un ejemplo de diversidad y de impulso de la mujer dentro del campo tecnológico, una forma de atraer más trabajadoras y cuidar de las que ya disponen. Pero la gente se pregunta: ¿no será que pretenden disminuir las bajas por maternidad? Si una mujer no siente la presión de ser madre en un momento determinado, porque sabe que dispone de unos óvulos que le podrán dar ese placer dentro de unos años sin tener que renunciar a su trabajo, lo aceptará. Y lo hará porque las mujeres somos igual de competentes que los hombres, igual de ambiciosas e igual de trabajadoras. Entonces, tocará dar las gracias al proyecto impulsado, por mucho que estuviera disfrazado de segundas intenciones. Dejémonos pues de terquedad y desconfianza, porque la propuesta la aceptará sólo quien quiera.— Gal·la Esparó. Barcelona.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En