Cartas al director

Publicidad denigrante

El Ministerio de Empleo ha llamado la atención sobre algunos anuncios que denigran a la mujer y, con ella, a toda la sociedad. Recordemos el de una mujer joven que se abrazaba a un coche de alta gama pidiéndole consuelo y control. Una verdadera barbaridad desde cualquier punto de vista.

Al parecer, los anunciantes no conocen su entorno. Si quieren vender el producto, el camino elegido es contraproducente. Les parece poco machacar con los sopicaldos, detergentes para conseguir la ropa más blanca o buscar un buen olor en el cuarto de baño. En la actualidad, tanto las mujeres como los homb...

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El Ministerio de Empleo ha llamado la atención sobre algunos anuncios que denigran a la mujer y, con ella, a toda la sociedad. Recordemos el de una mujer joven que se abrazaba a un coche de alta gama pidiéndole consuelo y control. Una verdadera barbaridad desde cualquier punto de vista.

Al parecer, los anunciantes no conocen su entorno. Si quieren vender el producto, el camino elegido es contraproducente. Les parece poco machacar con los sopicaldos, detergentes para conseguir la ropa más blanca o buscar un buen olor en el cuarto de baño. En la actualidad, tanto las mujeres como los hombres realizan igualmente trabajos importantes de gran nivel intelectual. Se equivocan si quieren que nos fijemos en un producto con esos mensajes tan fuera del mundo: ninguna mujer es tan infradotada para ilusionarse con los destellos de su ropa. Los publicistas deberían hacer un cursillo de inmersión social. Es inadmisible la publicidad que se fundamenta en denigrar a la mujer. Luego nos extrañamos de algunas declaraciones de altos cargos que nos hablan de chachas, marujas e incapacidad para pasar la aspiradora. En el fondo creen que provocamos las agresiones. Cuantos atávicos errores.— Guadalupe Muñoz.

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