Cartas al director

La venta de Alianza Editorial

Quisiera responder a la carta de Ezequiel Méndez sobre Martin du Gard y la ceguera editorial publicada en EL PAÍS de ayer 24 de agosto, que dice que Alianza Editorial fue vendida precipitadamente en 1989 por su propietario a un tercero (Grupo Anaya), y que sin el cese de Javier Pradera y todo su staffdirectivo la pérdida de derechos de edición no hubiera ocurrido.

Se suele olvidar que toda empresa editorial o cultural tiene un “contenido” pero también un “continente”, y que por excelente que sea aquel, no puede sobrevivir sin el continente, es decir, la viabilidad de la empres...

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Quisiera responder a la carta de Ezequiel Méndez sobre Martin du Gard y la ceguera editorial publicada en EL PAÍS de ayer 24 de agosto, que dice que Alianza Editorial fue vendida precipitadamente en 1989 por su propietario a un tercero (Grupo Anaya), y que sin el cese de Javier Pradera y todo su staffdirectivo la pérdida de derechos de edición no hubiera ocurrido.

Se suele olvidar que toda empresa editorial o cultural tiene un “contenido” pero también un “continente”, y que por excelente que sea aquel, no puede sobrevivir sin el continente, es decir, la viabilidad de la empresa. Alianza Editorial, como empresa de pequeño tamaño, floreció entre 1983 y 1986, pero tras la posterior ausencia por enfermedad del consejero delegado estaba en caída libre; la auditoría de Arthur Andersen de las cuentas de 1988 descubrió pérdidas enormes debidas a la deuda acumulada para mantener un excesivo número de ediciones no previstas en el presupuesto aprobado por el consejo de administración, invendibles y acumuladas en el almacén. Ante el riesgo de quiebra y pérdida de puestos de trabajo, se decidió venderla a un grupo más sólido y solvente como Anaya.

Quisiera puntualizar: a) que yo era el accionista mayoritario de Alianza por haberla salvado de la quiebra en 1978 con una inversión que entonces parecía a fondo perdido; b) que el 94% del resto de los accionistas votó a favor de la venta a Anaya; c) que Javier Pradera y su staff no fue cesado sino que fue confirmado por Anaya, se fue por su propia voluntad al suponer que el nuevo accionista mayoritario iba a ser mucho más riguroso con su gestión y decisiones; y d) que este accionista mayoritario distribuyó el 100% de sus plusvalías por la venta a Javier Pradera, Daniel Gil y todos los empleados, incluyendo a Ezequiel Méndez.— Diego Hidalgo Schnur.

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