LOS PORQUÉS DEL TIEMPO

Tirar sal cuando nieva

Un operario esparce sal en la calle.ALBERT GARCÍA

Es una estampa habitual en nuestros inviernos cuando va a producirse una nevada, o incluso cuando ya ha aparecido. Rápidamente nos apresuramos a tirar sal sobre las carreteras y calles, pero ¿con qué finalidad? La razón por la cual se vierten toneladas de sal sobre nuestros caminos y ciudades es para evitar que la nieve se convierta en hielo puesto que, como se imaginarán, es un elemento que hace que la calzada sea sumamente peligrosa tanto para coches como para las personas.

En primer lugar, la sal no derrite la nieve ni el hielo puesto que la única manera de poder derretir una sustanc...

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Es una estampa habitual en nuestros inviernos cuando va a producirse una nevada, o incluso cuando ya ha aparecido. Rápidamente nos apresuramos a tirar sal sobre las carreteras y calles, pero ¿con qué finalidad? La razón por la cual se vierten toneladas de sal sobre nuestros caminos y ciudades es para evitar que la nieve se convierta en hielo puesto que, como se imaginarán, es un elemento que hace que la calzada sea sumamente peligrosa tanto para coches como para las personas.

En primer lugar, la sal no derrite la nieve ni el hielo puesto que la única manera de poder derretir una sustancia es aplicando calor (un cubito se derretirá si la temperatura está por encima de los 0 ºC). Lo que consigue la sal es bajar el punto de congelación, es decir, en condiciones normales el agua pura se congela a los 0 ºC. Cuando nieva y tiramos sal formamos una disolución agua-nieve-sal y lo que conseguimos es que se congele a los -10 ºC, -15 ºC o -20 ºC (todo dependerá de la cantidad de sal que tiremos). De esta manera, será improbable que se alcancen tan bajas temperaturas y evitaremos que se formen las temidas placas de hielo. Por último, no sería lógico tirar sal una vez ya se ha formado hielo porque, como hemos explicado antes, el hielo solo se derrite aplicando calor. El gran problema es que la sal va a parar al subsuelo, cosa muy perjudicial para las aguas subterráneas y agricultura, así como para los pavimentos y metales de los vehículos porque es corrosiva. En otros países tienen alternativas menos agresivas y biodegradables como el acetato de calcio-magnesio o de potasio, más inocuo para las plantas y animales.

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