Cartas al director

Juncker y los ‘back seat drivers’

Back seat driver es un término con el que, en inglés e irónicamente, se quiere expresar a aquel viajero de un automóvil que va conduciendo con el conductor indicándole constantemente qué hacer o evitar.

Juncker conducirá el vehículo de la Comisión, provisto de un motor concebido para dar energía al proceso de integración europea. Pero se pagará un precio por ello: Alemania dispone de la fortaleza de un Gobierno sólido en un país de solida economía y apoya el proceso europeísta pero marcará una hoja de ruta pautada que Juncker seguirá; el otro viajero-conductor, Camerón...

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Back seat driver es un término con el que, en inglés e irónicamente, se quiere expresar a aquel viajero de un automóvil que va conduciendo con el conductor indicándole constantemente qué hacer o evitar.

Juncker conducirá el vehículo de la Comisión, provisto de un motor concebido para dar energía al proceso de integración europea. Pero se pagará un precio por ello: Alemania dispone de la fortaleza de un Gobierno sólido en un país de solida economía y apoya el proceso europeísta pero marcará una hoja de ruta pautada que Juncker seguirá; el otro viajero-conductor, Camerón, le irá atosigando para que no se pase de velocidad y de vueltas; y si hace falta y puede ya se ocupará de meter el freno.

La crisis y la necesidad de que Europa demuestre que es capaz de contribuir a superarla no parecen ofrecer el mejor contexto para idearios de federalización. Se podrá hacer crónica la tensión entre las opciones de avanzar en la integración sobre las posiciones intergubernamentales lideradas por Reino Unido. A ver qué hacen los demás. Francia es una referencia pero no está en forma. Italia dará sorpresas, son maestros de la creatividad y en política, también. No faltará emoción.— Joaquín Díaz Pardo.

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