Antonio Díaz, mago: “Volar me fascina desde pequeño”

Fue una obsesión infantil, una actividad adolescente y de nuevo una obsesión y también su profesión. Con solo cuatro años, Antonio Díaz (Badia del Vallès, 1986), el mago pop de la tele, se tocó durante semanas la oreja. Esperaba encontrar la moneda que días antes le sacó un amigo de la familia. Después leyó el mismo libro de magia, aprendió con los vídeos de Tamariz, se dejó fascinar por Copperfield, se licenció en arte dramático y montó su propia compañía de ilusionismo. Ahora muestra su magia-espectáculo en el Coliseum en Barcel...

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Fue una obsesión infantil, una actividad adolescente y de nuevo una obsesión y también su profesión. Con solo cuatro años, Antonio Díaz (Badia del Vallès, 1986), el mago pop de la tele, se tocó durante semanas la oreja. Esperaba encontrar la moneda que días antes le sacó un amigo de la familia. Después leyó el mismo libro de magia, aprendió con los vídeos de Tamariz, se dejó fascinar por Copperfield, se licenció en arte dramático y montó su propia compañía de ilusionismo. Ahora muestra su magia-espectáculo en el Coliseum en Barcelona. Tiene 28 años.

Pregunta. En Estados Unidos es la tercera afición. ¿Considera que en España hay interés por la magia?

Respuesta. Muchísimo y también muy buenos magos. La magia tiene esta cosa de estar siempre en la sombra. Pero de repente aparece, se pone de moda y después vuelve a desaparecer. Ahora, sin embargo, diría que es una época dorada porque vuelve a estar en grandes teatros. En Estados Unidos además los ilusionistas son estrellas del pop.

P. ¿Por qué hay tan pocas mujeres?

R. Es algo que sorprende. Estamos esperando una figura de la magia mujer. Pero la realidad es que hay muy buenas magas.

P. Joan Brossa decía que la magia es para espectadores inteligentes que se dejan engañar sin que ello cuestione su inteligencia. ¿El mal espectador es el que está pendiente de pescar el truco?

R. No es malo, pero sí que creo que se pierde muchas cosas. Se pierde todo el envoltorio, el ritmo, el humor, lo que rodea el efecto en sí… porque solo se toma el juego como un reto intelectual y por eso se convierte una pelea entre él y el mago. Si lo pillo, he ganado, y sino el mago ha ganado. De todas maneras, es un espectador al que le tengo cariño. A mí estos que están en el público y ya los ves con los ojos achinados y la cara de “te vengo a cazar…”, me lo paso bien porque durante el espectáculo los detectas y al final siempre pierden porque podemos hacer un mismo efecto de maneras diferentes. Cuando ves que por fin abren los ojos y se dejan llevar por el encanto es una satisfacción.

R. Durante toda mi vida siempre he ido con cartas. Ahora como me gusta hacer magia con todo no llevo nada. Practico muchas horas pero intento organizar mis periodos de ensayo. Las cartas han sido las compañeras de mi vida, pero me encanta la magia en general.

P. ¿Cómo se organiza?

R. Los días ahora son muy irregulares. No tengo vacaciones desde hace muchos meses. De repente me tengo que preocupar de muchas cosas. Dirijo mi compañía, somos 12 personas, hay días que hago comunicación, espectáculo cada día de miércoles a domingo, rodajes de televisión lunes y martes… nunca paramos. Ensayo cada día dos o tres horas.

P. ¿Cómo llegan los trucos?

R. A veces por accidente. Una acción, un objeto que descubres… vienen cuando menos lo buscas pero siempre tienes que estar con los ojos muy abiertos. En el programa de televisión hemos hecho más de 150 juegos. Aunque es cierto que de repente entra uno que es la niña de tus ojos, es EL juego, y eso lo mimas. No lo haces en televisión, lo guardas para el teatro.

P. ¿Os copiáis entre los magos?

R. Yo no le llamaría copiar. Yo diría que la magia es como la música, hay cantantes que son intérpretes y hacen versiones y hay los que componen. A mí me interesan los dos tipos de magia. Sí que es verdad que la magia tienen apariciones, desapariciones, transformaciones, levitaciones… una serie de técnicas que se repiten y una misma técnica te puede servir para juegos diferentes. Los magos solemos respetar eso de que cada uno tiene su juego estrella.

P. ¿Cuándo levitará?

R. Ya trabajo en ello. Volar me fascina desde pequeño. No tanto levitar como volar. Volar es una de las ilusiones de todos los tiempos. Cuando Copperfield voló fue uno de los puntos de la historia de la magia.

P. ¿Tiene la sensación de que llegó muy joven a este mundo del espectáculo?

R. Cuando de pequeño quería ser mago, no había niños interesados. Ahora se ha puesto de moda. Había Magia Borrás, pero creo que entonces fidelizó a pocos magos que se hicieron magos. Era complicado para un niño aprender esos juegos. Sí creo que entré joven en la magia, pero me ha ido bien. La técnica que aprendí de niño es como un idioma, difícilmente la podría aprender ahora.

P. ¿El suyo es un gremio cohesionado?

R. La magia es como todos los gremios, hay magos con quien conectas más. Hay una manera más clásica de entender la magia y otra más actual. A mí me gusta entender la magia como un arte escénico. Creo que la técnica es muy importante y por eso la he trabajado, pero también me gusta entretener. El público perdona un error pero no el aburrimiento. Nuestra misión es asombrar, ilusionar y entretener.

P. ¿Utiliza compinches?

R. No. En ningún sitio, ni en la tele ni en el teatro. El único que te puede creer es el que sale al escenario y vive la magia por sí mismo. Al final es una crítica bonita porque si la única explicación que encuentran es esta para mí es el mayor de los elogios.

P. ¿Prefiere tele o teatro?

R. Es muy difícil que la magia en televisión pueda superar a la magia en vivo. No tiene la frescura del vivo. Yo las entiendo como diferentes. De hecho aún me cuesta tener claro cómo tiene que ser en televisión, es un territorio super complicado. Todo se puede hacer, pero ilusionar haciendo televisión es complicado.

P. La neurología está cada vez más interesada en la magia en el sentido de que, en realidad, no se engaña a la mirada, que "ve" el truco si no al cerebro que no procesa la información ¿A quién estamos engañando realmente?

R. Engañando, a nadie. Engañar no tiene que ver con la magia. Si tu no supieras que te estoy engañando, te estaría engañando. Pero si tu me permites que te engañe para ilusionarte, ya no te estoy engañando, te estoy ilusionando. Para mí lo bonito es que es un juego.

Foto de MASSIMILIANO MINOCRI

Comentarios

A los niños la magia les encanta, aunque sea la cutre, hecha por los papas y las mamas; una monedita que aparece por aqui, un objeto que tiro alto y desaparece, te cojo la nariz y me la quedo entre los dedos, jejeje mola verles las caras...
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La magia es algo espectacular, aboba a los niños y hace que las animaciones infantiles sean de una calidad excelentes. Sin duda, recomendamos a este mago tan bueno.
La magia es algo espectacular, aboba a los niños y hace que las animaciones infantiles sean de una calidad excelentes. Sin duda, recomendamos a este mago tan bueno.
... como final, lo vi en La Noria de Londres y fue demasié; de hecho, supuse que sería un A.I. porque no podría ser de otra manera; formidable de todo punto; mis felicitaciones y saludos para Antonio; le deseo lo mejor.
Me parece admirable lo que consigue hacer Antonio, logra dejarnos a todos con la boca abierta.

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