Cartas al director

Democracia y ruido

Una Constitución es el pacto solemnemente consensuado por una sociedad consolidada para la defensa de unos principios básicos que garanticen la convivencia en una libre concurrencia de criterios ideológicos. Cuando una parte de esa sociedad exige desde la radicalidad suprimir los principios elementales de un ordenamiento constitucional se está poniendo en riesgo la estabilidad política de la nación y se expone al descrédito internacional.

La Constitución de EE UU data nada menos que de 1787. A través del tiempo ha permitido ligeras modificaciones para adaptarse a nuevas circunstancias. ...

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Una Constitución es el pacto solemnemente consensuado por una sociedad consolidada para la defensa de unos principios básicos que garanticen la convivencia en una libre concurrencia de criterios ideológicos. Cuando una parte de esa sociedad exige desde la radicalidad suprimir los principios elementales de un ordenamiento constitucional se está poniendo en riesgo la estabilidad política de la nación y se expone al descrédito internacional.

La Constitución de EE UU data nada menos que de 1787. A través del tiempo ha permitido ligeras modificaciones para adaptarse a nuevas circunstancias. Pero a los ciudadanos americanos de las nuevas generaciones jamás se le ha ocurrido cuestionarla con el pretexto de que ellos no estaban allí para aprobarla, como pretexta algún sector social de nuestro país para reclamar una nueva Transición. Nuestra ley de leyes permite la defensa de cualquier ideología desde el respeto a la diversidad y a su libertad de expresión y participación. Siempre por los cauces previstos en la Constitución, también permite la posibilidad de alcanzar la gobernabilidad del Estado. Todo depende de las urnas. Se llama democracia. Lo demás sólo es ruido.— Jordi S. Berenguer.

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