EL DEBUT

Pegamento, medio ambiente y mucho punk

La estampa de Natalie Hynde con las manos pegadas a un hombre en una protesta medioambiental recorrió los medios ingleses. La imagen, y no sus apellidos, la habían hecho debutar

Natalie Hynde, con sus manos pegadas a un hombre en su protesta contra el 'fracking' en a un campo de West Sussex, el pasado mes de julio. /TOBY MELVILLE (REUTERS

La conocemos por…

Natalie Hynde tenía dos opciones para hacer que el mundo escuchara sus reivindicaciones ecologistas. Una, la tradicional, pasaba por organizar una protesta lo más teatral posible con la esperanza de que su espectacularidad animara a los medios a hablar de ella. La otra, menos extendida, era usar sus apellidos. El de su padre, Ray Davies, cantante y líder de The Kinks, uno de los grupos más celebrados de los sesenta y setenta, le hubiera bastado. Pero también tiene el de su madre, ...

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La conocemos por…

Natalie Hynde tenía dos opciones para hacer que el mundo escuchara sus reivindicaciones ecologistas. Una, la tradicional, pasaba por organizar una protesta lo más teatral posible con la esperanza de que su espectacularidad animara a los medios a hablar de ella. La otra, menos extendida, era usar sus apellidos. El de su padre, Ray Davies, cantante y líder de The Kinks, uno de los grupos más celebrados de los sesenta y setenta, le hubiera bastado. Pero también tiene el de su madre, Chrissie Hynde, cantante y líder de los Pretenders, el grupo que agarró el mundo punk rock británico de los ochenta y para cuando lo soltó en los noventa era la escena musical mundial. La disyuntiva le duró poco. Natalie, de 31 años, se fue el pasado 31 de julio con un hombre de 55, Simon Medhurst, a un campo de West Sussex (Inglaterra); se puso superglue en las palmas de las manos y se las pegó a las de su acompañante. Atrapada en el espacio entre ellos dos quedó la garra de una perforadora con la que la empresa Cuadrilla pensaba sacar gas natural del campo por fracturación hidráulica (fracking), esa técnica que tanto puede abaratar el gas como contaminar irremediablemente el subsuelo. Cuando la policía logró separarlos, habían retrasado los trabajos de fracking lo suficiente como para costarle unos 6.000 euros a la empresa. La estampa recorrió los medios ingleses. La imagen, y no los apellidos, la habían hecho debutar.

Pero algo de familia tiene, ¿no?

Tal estrategia fue fruto de estudio: Natalie Hynde lleva años ejerciendo de activista medioambiental (no se le conoce otra ocupación) y sabe lo que funciona. Ese espíritu de plantarle cara a la autoridad refleja menos su título de graduada en Literatura Inglesa y más el mito de su madre, esa estadounidense delgada, deslenguada y rockera que enamoró a Londres y a la que el funcionario del Ayuntamiento no quiso casar con Ray Davies porque no paraban de pelearse.

¿Fue la estrategia correcta?

Esta historia se conoció hace pocas semanas, cuando Natalie tuvo que testificar ante el juez, que, se sabe ahora, la encontraría culpable de sabotear la actividad de Cuadrilla y la condenaría a 12 meses de libertad condicional. Preguntada por qué eligió montar una protesta en lugar de usar los apellidos de sus padres para amplificar su mensaje, contestó: “No me bastaba con sostener una pancarta”. Como principio es noble, pero ha resultado. Se dio a conocer de todas formas. Cuando se tiene nombre e ideología, lo difícil es no ser famoso.

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