Inmigrantes africanos

Los políticos europeos, y muy especialmente los de los países mediterráneos, están muy preocupados por la continua llegada de inmigrantes subsaharianos a Europa. Se esfuerzan inútilmente por impedir su acceso colocando vallas cada vez más altas o fronteras más infranqueables. Todo resulta inútil. Las personas que en sus países sufren violencia política o mueren de hambre y ven morir a los suyos emprenden un éxodo que, con frecuencia, dura meses y años en condiciones absolutamente dramáticas. Huyen del infierno de dictaduras o de situaciones de miseria en busca de paraísos que dicen estar al no...

Los políticos europeos, y muy especialmente los de los países mediterráneos, están muy preocupados por la continua llegada de inmigrantes subsaharianos a Europa. Se esfuerzan inútilmente por impedir su acceso colocando vallas cada vez más altas o fronteras más infranqueables. Todo resulta inútil. Las personas que en sus países sufren violencia política o mueren de hambre y ven morir a los suyos emprenden un éxodo que, con frecuencia, dura meses y años en condiciones absolutamente dramáticas. Huyen del infierno de dictaduras o de situaciones de miseria en busca de paraísos que dicen estar al norte. Tras soportar frío, calor, abusos, hambre, enfermedades y toda clase de sufrimientos llegan a las puertas del paraíso y las encuentran cerradas. Pero por mucho que levanten las vallas y por muy hirientes que sean las concertinas, cuando llegan y tienen a la vista el paraíso soñado y a unos metros la meta, no vale ya ningún obstáculo. Los dirigentes políticos saben que el único modo de detener estas avalanchas de inmigrantes está en proporcionar condiciones de vida digna en sus respectivos países de origen. Es una solución a largo plazo, pero ya se han dejado pasar muchos años y plazos. ¿Es que la solución real perjudica quizá a las economías occidentales?— Manuel Cojo Marcos.