Perros: ordenanzas desproporcionadas
Se ha presentado en Barcelona una nueva ordenanza municipal de protección animal totalmente desproporcionada, injusta y claramente escrita por alguien que ni debe tener animales domésticos ni deben ser de su agrado.
Escucho opiniones de todo tipo, que hay demasiados perros, que defecan en cualquier lugar, que son peligrosos... A esto tengo que responder que sí, evidentemente, hay perros peligrosos (algunos), hay muchos perros en la ciudad, y sí, hay muchos perros que defecan en las aceras, pero el problema es el dueño incívico. A estos dueños yo también les pondría una multa, pero no te...
Se ha presentado en Barcelona una nueva ordenanza municipal de protección animal totalmente desproporcionada, injusta y claramente escrita por alguien que ni debe tener animales domésticos ni deben ser de su agrado.
Escucho opiniones de todo tipo, que hay demasiados perros, que defecan en cualquier lugar, que son peligrosos... A esto tengo que responder que sí, evidentemente, hay perros peligrosos (algunos), hay muchos perros en la ciudad, y sí, hay muchos perros que defecan en las aceras, pero el problema es el dueño incívico. A estos dueños yo también les pondría una multa, pero no tenemos que pagar justos por pecadores. Barcelona es una ciudad sucia, pero no por los animales, sino por la cantidad de humanos incívicos que viven en ella y la ensucian a diario.
En mi caso, tengo dos perros, de raza pequeña. Llevan chip y están censados (otro problema, ya que te multan por no estar censados, pero nadie te informa de que deben estarlo, yo me enteré por casualidad). Por la calle los llevo atados porque entiendo y respeto que no a todo el mundo le gustan los animales. Pero una vez llegamos al parque los dejo sueltos, lejos de las zonas infantiles por respeto también, pero no dentro de la “zona habilitada para su ocio” o pipicán, sino en otra zona lejos de perros de gran tamaño, allí juegan con otros perros pequeños y están siempre controlados.
Allí juegan y allí seguirán jugando, sueltos. Porque los dueños cívicos también merecemos respeto.— Marta Opi López.