3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¿Qué parte de su ayuda se queda en casa?

Foto: El País.

¿Cómo reaccionarían ustedes si supiesen que,en el año 2012, el 45, el 61 e incluso el 90 por ciento de toda la ayuda al desarrollo (AOD) de algunos gobiernos se gastó en sus propios países? Porque esto es exactamente lo que ocurrió en los casos de Italia, Austria y Grecia, respectivamente. Se trata de programas de formación y becas, condonación de deuda, sensibilización o, simplemente, gastos administrativos. Todos ellos perfectamente legales y computables –de acuerdo al Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE- como AOD.

Pero que sea legal no significa necesariamente que sea bueno. Al conocer estos datos, un contribuyente que espera ver su dinero transformado en escuelas y hospitales de África puede levantar la ceja y hacerse la pregunta que se hace Claire Provost, autora de la pieza del diario británico The Guardian que trabajó y publicó estos datos: ¿qué es exactamente la ayuda al desarrollo?

Cada una de las partidas que hemos descrito puede ser explicadas en un programa de ayuda. La condonación de deuda, por ejemplo, ha liberado los presupuestos de muchos países pobres y les ha reabierto el acceso al crédito internacional. La sensibilización –como los programas de educación para el desarrollo- ayuda a generar en la sociedad el tipo de empatía que permite transformar otras políticas mucho más importantes para la financiación del desarrollo que la AOD, como las comerciales o las migratorias.

Pero de ahí a gastarse uno de cada tres euros de la ayuda en casa hay un trecho. Y eso es lo que ocurrió en España en 2012, el último año para el que tenemos datos. Dejando a un lado el hecho de que más de la mitad de ese dinero fue destinado a gastos administrativos no imputables a otras partidas, nuestro país tiene algunas explicaciones que dar con respecto al volumen de recursos que se quedan en manos del propio donante y que no necesariamente están reflejados en las partidas de esta base de datos. La ayuda ligada (aquella que está condicionada a que sea una empresa u ONG española quien la gestione) es un lastre atávico de la Cooperación Española al que solo ha puesto coto la legislación internacional. Durante décadas esta práctica bochornosa ha sostenido instrumentos crediticios como el Fondo de Ayuda al Desarrollo, que encarecía los programas, orientaba el gasto a los intereses de las compañías y alimentaba una cultura empresarial extractiva. Algo de todo eso podría volver a producirse con la reforma del FONPRODE, tal como denunciaba hace unos días en este blog la Coordinadora de ONGD.

Se trata, en cualquier caso, de un debate relevante para el que necesitamos el tipo de información que facilitan los analistas de The Guardian en su espléndido Data Blog. Los datos están disponibles aquí, listos para que cualquiera de ustedes los lea y extraiga sus propias conclusiones. No dejen de contárnoslas.

Comentarios

El 30% me parece poco. Somos unos "pagafantas".
El 30% me parece poco. Somos unos "pagafantas".
El 30% me parece poco. Somos unos "pagafantas".

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