Cartas al director

La educación a debate

Tanto a nivel nacional como autonómico, son bastantes los diferentes tipos de becas que se ofertan: Erasmus, de Excelencia o de ayuda al estudio, son algunos ejemplos. Con la polémica actual que rodea a las primeras, parece que ahora todos los diferentes tipos de becas penden de un hilo.

Es muy fácil caer en la demagogia y eso es lo que está pasando. Con la crisis y los recortes es indiscutible que existe un gran riesgo de exclusión social, pero con las becas Erasmus lo que ha habido es un auténtico desastre. Como alumna universitaria y por lo que escucho de otros compañeros míos de dif...

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Tanto a nivel nacional como autonómico, son bastantes los diferentes tipos de becas que se ofertan: Erasmus, de Excelencia o de ayuda al estudio, son algunos ejemplos. Con la polémica actual que rodea a las primeras, parece que ahora todos los diferentes tipos de becas penden de un hilo.

Es muy fácil caer en la demagogia y eso es lo que está pasando. Con la crisis y los recortes es indiscutible que existe un gran riesgo de exclusión social, pero con las becas Erasmus lo que ha habido es un auténtico desastre. Como alumna universitaria y por lo que escucho de otros compañeros míos de diferentes universidades, muchos de los becados no es que gocen de un buen nivel de idiomas, es que ni rozan un mínimo exigible para poder aprovechar la oportunidad que se les brinda.

En la actualidad, los requisitos se han endurecido y con ello ya han salido voces que se alzan en contra y hablan de “que solo se lo podrán permitir los ricos”. Esas mismas voces que dejaban pasar de curso a alumnos con dos o tres materias suspensas, seguramente inglés entre ellas. Esas voces que han hecho que la educación sea siempre la asignatura pendiente de todos los Gobiernos.

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Señores, el problema es de fondo. Nos encontramos ante una carrera diseñada para fondistas, no un mero sprint que pase por retocar la educación quitando horas de aquí y poniéndolas por allá. Den alternativas atrayentes a los que no quieren estudiar, no hagan el trabajo por ellos y vuelvan a dejar a las instituciones de educación superior en el lugar del que nunca deberían haber salido: la excelencia sin desigualdad social.— Marta González Berruezo.

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