Cartas al director

Suicidio por pobreza

Un luctuoso suceso muy cercano me ha hecho afrontar en unas horas un extremo dolor familiar, un levantamiento judicial de cadáver y un peregrinaje por la Ciudad de la Justicia de Valencia, hasta el juzgado que da instrucción a esta desgracia. No es el único. Este completa la cifra de 12 casos de suicidio por pobreza instruidos en este juzgado. El dolor y amargura del primer momento abren paso a la rabia para, exigir —que no pedir— BASTA.

Basta ya de pérdida de una sola vida más por falta de recursos económicos. Basta ya de políticas que cada día ahondan más la sima que separa a ricos de...

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Un luctuoso suceso muy cercano me ha hecho afrontar en unas horas un extremo dolor familiar, un levantamiento judicial de cadáver y un peregrinaje por la Ciudad de la Justicia de Valencia, hasta el juzgado que da instrucción a esta desgracia. No es el único. Este completa la cifra de 12 casos de suicidio por pobreza instruidos en este juzgado. El dolor y amargura del primer momento abren paso a la rabia para, exigir —que no pedir— BASTA.

Basta ya de pérdida de una sola vida más por falta de recursos económicos. Basta ya de políticas que cada día ahondan más la sima que separa a ricos de pobres, favoreciendo a los de arriba en perjuicio de los de abajo. Basta ya de triunfalismos gubernamentales exhibiendo reducción del déficit, la prima de riesgo y aumento de la confianza de los mercados, mientras una sola persona llega a quitarse la vida acuciado por las deudas.

Esta situación solo podemos cambiarla en la calle, elevando la voz cuanto sea necesario para destrozar los tímpanos de quienes están dando más valor al Ibex 35 que a la vida humana.

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Adiós, querido M. A.— Francisco Javier Colomer Paya.

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