El acento

Lope, tesoro inagotable

Su comedia inédita estaba donde suelen estar los libros, en una biblioteca

SOLEDAD CALÉS

Estaba ahí, cualquiera podía haberla encontrado. Como la carta del cuento de Poe que se deja encima de la mesa, a la vista de todos, para que precisamente nadie la vea. Alejandro García-Reidy, profesor de la Universidad de Syracuse, y miembro del equipo PROLOPE que dirige Alberto Blecua en la Autónoma de Barcelona, descubrió en 2010 una comedia de Lope de Vega que llevaba siglos desaparecida. No estaba ni en el remoto sótano de un erudito, ni en las catacumbas de un palacio o de un obispado, llena de polvo y medio comida por los ratones. Estaba donde suelen estar los libros, en una biblioteca....

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Estaba ahí, cualquiera podía haberla encontrado. Como la carta del cuento de Poe que se deja encima de la mesa, a la vista de todos, para que precisamente nadie la vea. Alejandro García-Reidy, profesor de la Universidad de Syracuse, y miembro del equipo PROLOPE que dirige Alberto Blecua en la Autónoma de Barcelona, descubrió en 2010 una comedia de Lope de Vega que llevaba siglos desaparecida. No estaba ni en el remoto sótano de un erudito, ni en las catacumbas de un palacio o de un obispado, llena de polvo y medio comida por los ratones. Estaba donde suelen estar los libros, en una biblioteca. La habilidad de García-Reidy fue la de unir las piezas del puzzle y mirar donde nadie había mirado. En un documento de 1614 encontró la primera pista: una compañía de teatro le había comprado a Lope la pieza Mujeres y criados. Consultó en los catálogos de obras del llamado por Cervantes "Fénix de los ingenios y monstruo de la naturaleza" y, efectivamente, estaba incluida, pero se daba por perdida. Probó, de todas formas, en la Biblioteca Nacional. Escribió en la solicitud Mujeres y criados y le trajeron Mujeres y criados. No llevaba firma alguna.

Un enredo amoroso, el desenfado de los personajes femeninos, la burla de algunas convenciones de la época: la cosa sonaba bien, todas eran características que Lope había cultivado con frecuencia. Coincidía también la métrica, que se ajustaba como un guante a la que el Fénix utilizaba por aquellos años, entre 1613 y 1614. García-Reidy observó, además, que el copista era el director de una compañía de entonces, un tal Pedro de Valdés, que había estrenado otras obras de Lope. Había pocas dudas, y menos habrá cuando el profesor publique sus conclusiones en una revista especializada. Descorchemos el champán.

Y hagámoslo con el mayor estruendo: el remoto Siglo de Oro sigue lanzando sus destellos y los viejos mitos se confirman. El "monstruo de la naturaleza" era verdaderamente tal y todavía hay margen para el prodigio. Lope decía haber escrito unas 1.500 obras, los estudios más fiables hablan hoy de 414 comedias. La fascinación por cifras tan enormes sigue conmoviéndonos, por mucho que la inmensa mayoría no hay leído ni una sola de esas obras. Sea como sea, ¡brindemos!

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