Cartas al director

El otro Mandela

Mandela fue, por encima de todo, un estratega y un pragmático. Supo ver que en una guerra civil abierta por la lucha de sus derechos, la población negra, prácticamente desarmada, iba a ser masacrada por un ejército y policía blancos de una eficacia letal apabullante, como habían demostrado hasta la saciedad en sus incursiones en Angola o en Namibia.

En aras de ese pragmatismo, Mandela permitió que la estructura económica de los boers permaneciera intacta. La Comisión de la Verdad de Desmond Tutú sacó a la luz miles de barbaridades cometidas por el establishment blanco...

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Mandela fue, por encima de todo, un estratega y un pragmático. Supo ver que en una guerra civil abierta por la lucha de sus derechos, la población negra, prácticamente desarmada, iba a ser masacrada por un ejército y policía blancos de una eficacia letal apabullante, como habían demostrado hasta la saciedad en sus incursiones en Angola o en Namibia.

En aras de ese pragmatismo, Mandela permitió que la estructura económica de los boers permaneciera intacta. La Comisión de la Verdad de Desmond Tutú sacó a la luz miles de barbaridades cometidas por el establishment blanco, cierto, pero solo tras haber garantizado la inmunidad casi absoluta a sus verdugos.

Esa fue la mayor victoria de Mandela: conseguir un Estado moderno sin arriesgar la vida de su población negra. Lo suyo no fue una revolución, sino un insuperablemente bien calculado, y mejor desarrollado, proceso de transición.— Juan Luis Domínguez González. 

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