Cartas al director

¿Llegaremos a tiempo?

Es evidente que el clima de la Tierra está cambiando rápidamente. Día a día se baten récords de catástrofes naturales. Queda un mes para Navidad y las temperaturas son las propias del mes de junio. Hasta hace poco las estaciones tenían una gran influencia en la tradición de los pueblos, y aquel sabio Refranero popular que durante generaciones había regido la vida de nuestros antepasados ha perdido su sentido.

Algo grave debe estar afectando a la salud de nuestro planeta para que haya sucedido un cambio tan brutal en un espacio tan corto de tiempo. Durante años, científicos, bió...

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Es evidente que el clima de la Tierra está cambiando rápidamente. Día a día se baten récords de catástrofes naturales. Queda un mes para Navidad y las temperaturas son las propias del mes de junio. Hasta hace poco las estaciones tenían una gran influencia en la tradición de los pueblos, y aquel sabio Refranero popular que durante generaciones había regido la vida de nuestros antepasados ha perdido su sentido.

Algo grave debe estar afectando a la salud de nuestro planeta para que haya sucedido un cambio tan brutal en un espacio tan corto de tiempo. Durante años, científicos, biólogos y meteorólogos nos han alertado del diagnóstico: “la actividad de los humanos está afectando irreversiblemente los ecosistemas de la Tierra, que están en transición hacia una catástrofe sin precedentes ante la impasividad de nuestros gobernantes, empresarios, políticos y de nuestra estupidez”. En un artículo reciente en este periódico Stephen Emmott compara nuestra situación con lo que pasaría si mañana nos enteramos de que el impacto de un asteroide destruiría la vida de gran parte de la Tierra el día 3 de junio de 2072. Todos los Gobiernos del mundo reunirían a todos los científicos, profesionales y empresarios disponibles para intentar evitar el impacto y, si ello no fuera posible, buscar soluciones para que nuestra especie sobreviviera y se pudiera reconstruir lo destruido. Pero según Emmott, a pesar de que nuestra situación es la misma, no haremos nada, porque ahora el problema “no es tangible” como un asteroide. El problema somos nosotros mismos. No van a ser los líderes del G20 los que den la solución al problema ni tampoco los más pobres. Solo existe una solución: nosotros. Cambiar radicalmente nuestra actitud hacia el planeta.

Pero… ¿llegaremos a tiempo?— Lola Arpa Vilallonga. Miembro del TCPS (The Climate Project Spain. Org) Mas Palet, Peratallada,

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