Descontrol y desconocimiento
Los dirigentes del Partido Popular no sienten vergüenza de reconocer ante la Justicia la nula administración y control que han hecho en el partido de las finanzas, gran parte de ellas con dinero público. Es la invalidación de la campaña de Hacienda cuando señala que el dinero que se recauda vuelve a los ciudadanos.
Contrasta la ignorancia y el descontrol de los fondos que maneja el PP en sus cuentas, con el que supuestamente lleva a cabo con las instituciones del Estado. Esos sesudos estudios son muy meticulosos en especial cuando se refieren a la salud y la enseñanza.
Tanto Fran...
Los dirigentes del Partido Popular no sienten vergüenza de reconocer ante la Justicia la nula administración y control que han hecho en el partido de las finanzas, gran parte de ellas con dinero público. Es la invalidación de la campaña de Hacienda cuando señala que el dinero que se recauda vuelve a los ciudadanos.
Contrasta la ignorancia y el descontrol de los fondos que maneja el PP en sus cuentas, con el que supuestamente lleva a cabo con las instituciones del Estado. Esos sesudos estudios son muy meticulosos en especial cuando se refieren a la salud y la enseñanza.
Tanto Francisco Álvarez-Cascos como Javier Arenas admitieron que nunca hubo control sobre las donaciones hechas al partido. Estamos hablando de mucho dinero gestionado de un modo que en la empresa privada ya hubieran puesto a todos los altos cargos en la calle con la denuncia judicial pertinente.
¿Los estudios que utiliza para favorecer la privatización de los hospitales públicos se hacen en forma más eficaz o es la misma chapuza que encubre desviaciones ocultas? Justifican la privatización de la sanidad, explicando que la gestión privada pese a que busca rentabilidad económica, es mejor y más económica que la de la Administración del Estado.
Ahora queda claro como hacen y llevan sus cuentas para llegar a semejantes resultados. Al paso que vamos, no solo sacarán ética de los estudios obligatorios sino matemáticas, lógica y nos enseñarán de memoria para que no pensemos. Volvemos al XIX aunque con Internet y telefonía móvil.— Beatriz Salzberg.