Cartas al director

Morosidad precoz

Hacienda reclama 17.000 euros a un niño de cinco años que vive en Vigo por una deuda que dejó su padre ya fallecido. Por lo visto han llegado tarde para embargarle el chupete y la cuna, pero ya se ha dado aviso al Ratoncito Pérez, por si aparece algún diente de oro que pueda rebajar la deuda.

Por culpa de dicha deuda, la madre del niño no puede acceder a la pensión de viudedad y orfandad. Su problema es que debe poco dinero, si la deuda fuera de mayor importe recibiría, además de la refinanciación de la misma, un juego nuevo de sartenes y cacerolas por cortesía del banco.

Imagino...

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Hacienda reclama 17.000 euros a un niño de cinco años que vive en Vigo por una deuda que dejó su padre ya fallecido. Por lo visto han llegado tarde para embargarle el chupete y la cuna, pero ya se ha dado aviso al Ratoncito Pérez, por si aparece algún diente de oro que pueda rebajar la deuda.

Por culpa de dicha deuda, la madre del niño no puede acceder a la pensión de viudedad y orfandad. Su problema es que debe poco dinero, si la deuda fuera de mayor importe recibiría, además de la refinanciación de la misma, un juego nuevo de sartenes y cacerolas por cortesía del banco.

Imagino que Montoro desconocía dicha situación y la enmendará de inmediato. O quizás está compinchado con Wert, y esperan a que el niño consiga unos libros de texto para embargarle, además de su futura vida financiera, la educación.— Eduardo Cassano

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