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Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Hasta dónde llegar con un montaje expositivo

FOTO: Miguel de Guzmán/ Imagen subliminal

Para un arquitecto, montar una exposición exige hacer algo más que trabajar con el silencio. La habitación blanca no es un montaje, es el bastidor del montaje. Sin embargo, pocas decisiones hay perores que redundar y hacerse eco de lo expuesto para organizar el espacio de la muestra. Así, entre el segundo plano y la voz propia, los montajes expositivos constituyen un terreno pantanoso del que no es fácil salir airoso.

Los arquitectos ...

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FOTO: Miguel de Guzmán/ Imagen subliminal

Para un arquitecto, montar una exposición exige hacer algo más que trabajar con el silencio. La habitación blanca no es un montaje, es el bastidor del montaje. Sin embargo, pocas decisiones hay perores que redundar y hacerse eco de lo expuesto para organizar el espacio de la muestra. Así, entre el segundo plano y la voz propia, los montajes expositivos constituyen un terreno pantanoso del que no es fácil salir airoso.

Los arquitectos Clara Solà-Morales y Eduardo Cadaval han realizado un buen número de montajes con éxito. En el Palau Robert de Barcelona organizaron una muestra sobre Reporteros sin fronteras y otra titulada Els ulls del mon (Los ojos del mundo) para la que apenas emplearon nada más que telas blancas. Sin embargo, las telas construyeron escenarios dinámicos capaces de subrayar las imágenes expuestas. A pesar de esos méritos, lejos de repetir una fórmula, estos proyectistas han sido capaces de encontrar una voz para cada uno de sus trabajos. Incluso para los que abundaban en una misma autora. Ha sido el caso de la escultora Susana Solano, para quien ya firmaron el montaje de la muestra celebrada en la Fundación ICO de Madrid hace cinco años. Si en aquella ocasión oponían la rugosidad de los cartones a la frialdad de los grandes hierros de la escultora, esta vez para mostrar la obra gráfica de Solano, el espacio ha desplazado al tacto. Y por supuesto, a la vista. Fue la propia escultora la que solicitó de los arquitectos un embalaje a la altura: “carácter para la exposición”. Pueden visitar el resultado hasta el 24 de febrero.

En la Casa de la Moneda de Madrid, el montaje de esta exposición de dibujos –trata de acercarse a la escala de los propios dibujos. Para ello, los arquitectos han ideado cuatro artilugios destinados a forzar una relación íntima con el pequeño formato de los trabajos. Las piezas grandes simplemente se muestran en un marco desnudo, pero los dibujos pequeños, quedan acogidos, ampliados en lugar de enmarcados, gracias al juego de escalas que ofrecen los diversos soportes.

La Casa de la Moneda tiene un taller de carpintería y por eso los arquitectos trabajaron en esta ocasión con madera. Con la voluntad de la artista y los medios del local, el hacer de los proyectistas consistió en partir la muestra en tres por una simple cuestión de escala. “Cada escala necesita un espacio propio”, afirma Cadaval.

De este modo, los cajones suspendidos no sólo recogen al visitante junto a los dibujos, también dirigen sus recorridos. Blancos por dentro y negros por fuera, estos cuerpos geométricos marcan el ritmo de la visita. Quien observa un dibujo queda así enmarcado junto a esa obra gráfica, y el resto de los visitantes desaparece para quien está contemplando una de las obras de menor tamaño.

Son cuatro los diseños flotantes, las intervenciones de los arquitectos, una por sala, que, casi como una escultura más, subrayan el carácter de la muestra. Sin embargo, fueron los espacios, las cuatro salas, las que ayudaron a definir los volúmenes de cada una de estas intervenciones. Así, un simple cajón bajo sirve en la primera sala para ver vídeos. Sin embargo, alineado con el acceso a la segunda sala, un tubo alberga una serie de obra gráfica, mientras que en la tercera sala es la intersección de dos tubos la que rompe la monotonía del espacio blanco y mudo.

Para reforzar la idea de montaje, las construcciones enseñan la estructura, la tornillería usada y hasta la iluminación industrial consistente en un fluorescente central en cada cuerpo. Por eso, a pesar de, o precisamente gracias a su  simplicidad, las construcciones consiguen hablar sin molestar. Los artilugios que organizan la muestra hacen que ésta funcione en todas las escalas y con todo tipo de visitas: a los escolares los ordenan y a quien llega solo, lo acompañan.



Comentarios

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Un montaje realmente interesante, logra su propósito de una manera sencilla y eficaz. Enhorabuena
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