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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Enrique Meneses, querer es poder

Conocí a Enrique Meneses hace apenas 2 años, en la presentación de un documental sobre él de Georgina Cisquella. Poca gente ha dejado en mi tanta impronta en tan poco tiempo. Esta madrugada del 7 de enero de 2013 se fue dejando un enorme hueco en muchísimas personas de todas las edades. Porque Enrique llenaba espacios y promovía cambios. Y para él todo era posible.

La biografía de Enrique es infinita y se puede consultar encientos de artículos, en lawikipediay también pueden leerla escrita por sí mismo en su libro autobiográfico “Hasta aquí hemos llegado”. Con 83 años Enrique era una panorámica que iba desde la muerte de Manolete hasta el escándalo del fichaje de Rato por Telefónica, del que despotricaba cuando le ingresaron por última vez en La Paz.

Pese a su flamante pasado, lo que más me impresionó siempre de Enrique fue su presente. Un presente esculpido sobre su firme convicción de que todo es posible, que por cierto comparto. El cambio nos pertenece y cada uno de nosotros es responsable de llevarlo a cabo. Enrique se había reconstruido mil y una veces. La última gracias a Internet. Teníaun blogy un Twitter y, desde el sillón de su casa, una enorme capacidad de influencia.

La primera vez que fui a visitarlo a su casa supe que era un camino de no retorno. Un museo lleno de cuadros, fotos, libros, revistas y “Cosmopolis” apilados que más adelante tuve la ocasión de repasar con Enrique, Rosa Jiménez Cano y Sindo Lafuente buscando artículos concretos o mirando fotos de publicidades antiguas. Encima de la chimenea, los premios, no más de 10. Y por la casa mucha gente. Siempre había gente en casa de Enrique. Gente de todas las edades. La mayoría periodistas. Ir a casa de Enrique era como ir a un parque temático del periodismo, que él lideraba con una maestría tan grande que había veces que tenía aforo completo.

En estos escasos dos años que compartimos, Enrique inició dos grandes proyectos en los que tuve la suerte de participar. El primeroUTOPIA TV, un medio alternativo de hacer periodismo de calidad, independiente y sin dinero, usando las nuevas tecnologías. El segundo, que no llegamos a realizar pero del que hablamos durante muchas horas, era un pueblo convertido en una redacción. La idea consistía conseguir que nos cedieran un pueblo abandonado y ocuparlo con periodistas y montar ahí un enorme espacio de generación, tratamiento y volcado de información veraz y comprometida. Estábamos trabajando en un proyecto de crowdfunding para financiarlo.

El movimiento genera movimiento: “no pienso esperar a la muerte aquí sentado sin moverme y sin hacer nada”. Enrique no paraba. Y su energía se contagiaba y se multiplicaba. Era la prueba viviente de que querer es poder. De que hay que tener ideales. De que no hay que conformarse. De que mientras hay mente, teclado y dedos, hay vida y esperanza. Y así inspiró a muchos. Y así me inspiró a mí.

Hace más o menos un mes decidió irse. Y lo fue preparando todo. Nos llamó a algunos y nos lo comentó, muy directamente, tan directamente que yo no lo puse en duda. Tranquilamente nos despedimos hace dos semanas. Elegante y testarudo, tomando decisiones hasta el último momento.

Yo recordaré y reivindicaré a Enrique Meneses como un librepensador y agitador de nuestro siglo que usó el periodismo para informar, para denunciar, para revolver y para promover el cambio. Que su ejemplo perdure a través de los que le conocimos y a través de todos ustedes si quieren. No dejemos de informarnos, de reivindicar el periodismo independiente de calidad y de indignarnos.

Les dejo con él y con Marta Nebot, una más de la tribu Meneses. Y les recomiendo que visitenel blog de Enrique, no tiene desperdicio (http://www.enriquemeneses.com).

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