Cartas al director

Democracia de segunda

Una de las formas de valorar la calidad de un sistema democrático es comprobar en qué medida sus gobernantes facilitan o dificultan que los ciudadanos ejerzan derechos fundamentales reconocidos por su Constitución. En este sentido, vivimos en una democracia en la que los máximos representantes de algunos Ayuntamientos están impidiendo a ciudadanos, asociaciones vecinales o concejales el derecho a registrar la información de lo que ocurre en los plenos municipales.

Son decenas los alcaldes que abusan de su autoridad y expulsan a aquellas personas que acuden con sus cámaras a los Consisto...

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Una de las formas de valorar la calidad de un sistema democrático es comprobar en qué medida sus gobernantes facilitan o dificultan que los ciudadanos ejerzan derechos fundamentales reconocidos por su Constitución. En este sentido, vivimos en una democracia en la que los máximos representantes de algunos Ayuntamientos están impidiendo a ciudadanos, asociaciones vecinales o concejales el derecho a registrar la información de lo que ocurre en los plenos municipales.

Son decenas los alcaldes que abusan de su autoridad y expulsan a aquellas personas que acuden con sus cámaras a los Consistorios para publicar la sesión en Internet como ha denunciado la plataforma Graba Tu Pleno. De esta forma, se impide la transparencia política y se oculta el caciquismo. Ejercen la censura para evitar que sus vecinos puedan conocer sus formas dictatoriales y, en otros casos, su incompetencia en el cargo.

Parece claro que no existe la calidad democrática suficiente para que se considere normal grabar un pleno municipal, que es público, y pueda difundirse para que todos los vecinos conozcan de primera mano los temas que les afectan de forma más cercana y valoren las propuestas que hace cada grupo municipal.— Mario Cuéllar Brenes.

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