Otra víctima del acoso escolar
Ha muerto una niña por acoso escolar. Puede que la justicia determine quiénes han sido los responsables, puede que no…, pero nunca deberemos entender que su muerte ha sido natural o, menos aún, presunta, como se oye en algunos medios.
La administración educativa ha afirmado que según un informe preceptivo no existía acoso: la realidad proclama que quien lo firmó se equivocó y los responsables pretenden salvaguardarse detrás de un papel transparente.
Se habla mucho hoy, cuando conviene, de la injusta equiparación de víctimas y verdugos y la mantenemos reglamentada sin ningún pudor...
Ha muerto una niña por acoso escolar. Puede que la justicia determine quiénes han sido los responsables, puede que no…, pero nunca deberemos entender que su muerte ha sido natural o, menos aún, presunta, como se oye en algunos medios.
La administración educativa ha afirmado que según un informe preceptivo no existía acoso: la realidad proclama que quien lo firmó se equivocó y los responsables pretenden salvaguardarse detrás de un papel transparente.
Se habla mucho hoy, cuando conviene, de la injusta equiparación de víctimas y verdugos y la mantenemos reglamentada sin ningún pudor en el ámbito educativo. Así, hemos conocido que en el instituto se llamó a “la otra parte” y se resolvió en contra de la acosada negándole sin piedad protección y el traslado que los padres habían solicitado. Pero, ¿qué se denegó a quien solicitaba amparo? Lo que los reglamentos de organización y funcionamiento de los institutos contemplan como una sanción y que muchos consideramos vejatorio para quien denuncia malos tratos.
En estos tiempos de crisis ya no sabemos qué está peor, si la economía o la educación; pero, por lo que se ve, la educación ya tiene una víctima.— Raúl Rodríguez. Profesor de Educación Secundaria.