Cartas al director

Democracia

La democracia, según Aristóteles, es el poder de los más y según Platón, de la multitud. En nuestra “democracia” se trata de ir a las urnas cada cuatro años, como indicaba la “anciana” Celia Villalobos al “jovencito” Juan José Millas en la SER el otro día.

¿Y a quién voto?, a una lista en la que no participo, en la que no puedo tachar ni añadir a ancianos ni a jóvenes que no me gustan, para después qué, ¿esperar a otros cuatro años? Según la vigente legislación electoral: “los diputados elegidos no tienen ninguna responsabilidad o relación con cada provincia”. ¿Para qué me sirven si no ...

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La democracia, según Aristóteles, es el poder de los más y según Platón, de la multitud. En nuestra “democracia” se trata de ir a las urnas cada cuatro años, como indicaba la “anciana” Celia Villalobos al “jovencito” Juan José Millas en la SER el otro día.

¿Y a quién voto?, a una lista en la que no participo, en la que no puedo tachar ni añadir a ancianos ni a jóvenes que no me gustan, para después qué, ¿esperar a otros cuatro años? Según la vigente legislación electoral: “los diputados elegidos no tienen ninguna responsabilidad o relación con cada provincia”. ¿Para qué me sirven si no me representan? Esta democracia se ha convertido en aristocracia: gobierno de los mejores para Platón, de los menos, para Aristóteles. Estoy más de acuerdo con este último, pues a veces no son los mejores, sino los que mejor navegaron en su partido.

Esto tiene que acabarse. Tiene que haber listas abiertas y los que salgan elegidos tienen que tener una oficina abierta una semana al mes al menos, en su circunscripción, para que podamos hacerles llegar nuestros problemas, sugerencias, inquietudes, etc. y que lo hagan bien para que no tengamos que tacharlos de las listas siguientes.— José María Jiménez Herrera.

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