Cartas al director

Chivos expiatorios

En su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la crisis en la que quizás él tenga alguna responsabilidad, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, exgobernador del Banco de España, ha afirmado que “resulta contraproducente buscar chivos expiatorios, porque no los hay”.

Me pregunto si, antes de pronunciar estas palabras, ha pensado en los más de cinco millones de parados, en los centenares de desahuciados, en los pensionistas a los que se ha congelado la pensión, en los funcionarios que han sufrido varios recortes en sus sueldos y otros perjuicios profesionales, en quienes van a...

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En su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la crisis en la que quizás él tenga alguna responsabilidad, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, exgobernador del Banco de España, ha afirmado que “resulta contraproducente buscar chivos expiatorios, porque no los hay”.

Me pregunto si, antes de pronunciar estas palabras, ha pensado en los más de cinco millones de parados, en los centenares de desahuciados, en los pensionistas a los que se ha congelado la pensión, en los funcionarios que han sufrido varios recortes en sus sueldos y otros perjuicios profesionales, en quienes van a ver reducidas sus coberturas por desempleo, en los afectados por las preferentes, en quienes van a ver alargada su edad de jubilación, en los miles de jóvenes que están sin trabajo y en los que se han tenido que ir a buscarlo en el extranjero, en los usuarios que van a ver empeorados los servicios en educación, medicina y dependencia, en los millones de personas que nos estamos viendo empobrecidas, etcétera, etcétera. ¿Puede alguien que haya pensado en ellos sostener que no hay chivos expiatorios?

El 16 de junio de 2011 los medios daban a conocer las propuestas del Banco de España para la recuperación. Entre ellas destacaban la subida del IVA y otros impuestos y un nuevo recorte de los sueldos de los funcionarios. Entonces, el gobernador de esa entidad era el señor Fernández Ordóñez: omitiré las valoraciones sobre él que me suscita esa pretensión suya de que no hay chivos expiatorios.— Pablo López Gómez.

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