Cartas al director

Para desconfiar

Ya hemos sufrido un rescate y los mercados siguen desconfiando. ¿Cómo no van a desconfiar con lo que hacen y dicen nuestros dirigentes políticos?

Nuestro anterior presidente de Gobierno negó la crisis, seguramente siguiendo las normas de marketing que prohíben transmitir mensajes negativos. El actual, de forma similar, ha negado el rescate que hemos sufrido y ha desconcertado a media Europa convirtiendo en triunfo el fracaso, afirmando que se hizo gracias a su presión, cuando en realidad se resistió hasta el último momento, y asegurando que en nada afectaría a la sociedad españ...

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Ya hemos sufrido un rescate y los mercados siguen desconfiando. ¿Cómo no van a desconfiar con lo que hacen y dicen nuestros dirigentes políticos?

Nuestro anterior presidente de Gobierno negó la crisis, seguramente siguiendo las normas de marketing que prohíben transmitir mensajes negativos. El actual, de forma similar, ha negado el rescate que hemos sufrido y ha desconcertado a media Europa convirtiendo en triunfo el fracaso, afirmando que se hizo gracias a su presión, cuando en realidad se resistió hasta el último momento, y asegurando que en nada afectaría a la sociedad española cuando supondrá, como mínimo, el despido de unos cuantos miles de empleados de banca y, según toda clase de organismos económicos, incrementará la deuda y el déficit.

Hace dos días nuestra banca era la más solvente y ahora resulta que no era verdad. La prensa europea se ha burlado y los dirigentes comunitarios le han desmentido. Aquí quizá estemos acostumbrados a oírle mentir sin pestañear y verle hacer justo lo contrario de lo que dijo que haría, pero por ahí fuera, todas esas piruetas deben resultar cuando menos chocantes.

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Bienvenido sea el rescate si, a partir de ahora, nuestra economía va estar dirigida por la Unión Europea y los políticos comunitarios. No olvidemos que los de aquí siguen siendo, según el CIS, nuestra tercera preocupación después del paro y de la economía. Y no tiene mucho sentido que confiemos en quienes constituyen nuestro tercer gran problema para que nos solucionen los dos primeros.— Jaime Tapia-Ruano.

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