Cartas al director

Rescatar oro

En las crónicas de la conquista de la Nueva España es tan frecuente el uso de la palabra rescate como en la actualidad.

Rescatar oro venía a ser para los conquistadores españoles el trueque del metal precioso por abalorios y perendengues de escaso valor con que engañar a los indios, la recompensa justa tras exponer vida y hacienda en una gran aventura.

La codicia de los soldados de antaño en nada se diferencia de la de los poderosos amos del mundo actuales; les mueve el mismo afán de riqueza y el desprecio de las vidas humanas. Rescatar resulta ser para el capital financiero impo...

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En las crónicas de la conquista de la Nueva España es tan frecuente el uso de la palabra rescate como en la actualidad.

Rescatar oro venía a ser para los conquistadores españoles el trueque del metal precioso por abalorios y perendengues de escaso valor con que engañar a los indios, la recompensa justa tras exponer vida y hacienda en una gran aventura.

La codicia de los soldados de antaño en nada se diferencia de la de los poderosos amos del mundo actuales; les mueve el mismo afán de riqueza y el desprecio de las vidas humanas. Rescatar resulta ser para el capital financiero imponer unas políticas de austeridad con las que asegurarse el cobro de la deuda e intereses, un acuerdo que en nada desmerece al trueque ventajista de los conquistadores, convirtiendo de paso a la clase trabajadora en pura encomienda de indios de las corporaciones, una vez perdidos los derechos adquiridos con tanto esfuerzo, en esclavos para trabajar en las minas, mano de obra a precio de saldo.

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Salvo una diferencia, aquellos conquistadores tenían valor, nombres y apellidos. Los amos de hoy se esconden bajo el nombre de los mercados o en las siglas de los organismos mundiales.— Alberto Tirado Parra.

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