Cartas al director

Salarios y productividad

Se están conociendo estos días los informes económicos del ejercicio 2011 relativos a determinadas empresas ofreciendo, entre otros detalles, las retribuciones de sus altos ejecutivos: presidentes, consejeros y otros altos cargos. Se reflejan, en los cuadros respectivos, millones de euros.

Son retribuciones escandalosas, injustificables, incluso obscenas, teniendo en cuenta que el salario mínimo interprofesional, para el “afortunado” que tiene trabajo es de, aproximadamente, 9.000 euros anuales.

¿Qué explicación puede tener, en cualquier contexto y circunstancia, que esos altos c...

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Se están conociendo estos días los informes económicos del ejercicio 2011 relativos a determinadas empresas ofreciendo, entre otros detalles, las retribuciones de sus altos ejecutivos: presidentes, consejeros y otros altos cargos. Se reflejan, en los cuadros respectivos, millones de euros.

Son retribuciones escandalosas, injustificables, incluso obscenas, teniendo en cuenta que el salario mínimo interprofesional, para el “afortunado” que tiene trabajo es de, aproximadamente, 9.000 euros anuales.

¿Qué explicación puede tener, en cualquier contexto y circunstancia, que esos altos cargos perciban esas cifras estratosféricas? ¿Qué dotes sobrehumanas? ¿Qué carismas poseen tales sujetos? ¿Qué milagros hacen? ¿Son claros benefactores del conjunto de los ciudadanos de su país? Digo en cualquier circunstancia, pero con mayor motivo en la coyuntura en la que nos encontramos.

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Es posible que tales retribuciones estén arropadas por leyes y reglamentos vigentes, pero si nos atenemos al terreno de la ética ¿qué código de tal naturaleza puede dar cobertura a tales desmanes? ¿Qué pueden pensar esos perceptores nimileuristas, que son legión? ¿Y los que no tienen trabajo, con la espada de Damocles sobre ellos, en cuanto a que pueden quedarse sin la mínima cobertura social?

Repito, esto es escandaloso.— Jenaro Albarrán. Segovia.

La patronal no se cansa de recordarnos que los salarios deben ir vinculados a la productividad del trabajo.

Pues estratosférica debe de ser entonces la del Ejecutivo español. Da gusto con gente tan productiva aunque, sinceramente, me gustaría creer que existe algún vínculo entre lo que ingresan y su productividad.— José Antonio Pozo Maqueda. Madrid.

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