Cartas al director

Desmanes urbanísticos

Cuando todo el mundo habla de las maravillas de Madrid-Río, me pregunto cómo es posible que para acceder al metro y al intercambiador de Príncipe Pío se hayan construido cinco módulos de cristal y metal, dos de ellos inmensos, que tapan completamente la vista de la fachada de la antigua estación, un bien protegido, declarado de interés cultural.

Y, por si fuera poco, desde hace más de dos años se ha instalado en la plaza un desordenado mercadill en unas deterioradas casetas de madera que todavía afean más el conjunto.

En las inmediaciones, llama la atención la fachada de lo que s...

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Cuando todo el mundo habla de las maravillas de Madrid-Río, me pregunto cómo es posible que para acceder al metro y al intercambiador de Príncipe Pío se hayan construido cinco módulos de cristal y metal, dos de ellos inmensos, que tapan completamente la vista de la fachada de la antigua estación, un bien protegido, declarado de interés cultural.

Y, por si fuera poco, desde hace más de dos años se ha instalado en la plaza un desordenado mercadill en unas deterioradas casetas de madera que todavía afean más el conjunto.

En las inmediaciones, llama la atención la fachada de lo que será el nuevo Museo de colecciones reales, junto al Palacio Real y la muralla árabe, que ha modificado el paisaje, en un entorno de tan considerable valor histórico y arqueológico, con esas inconcebibles filas de columnas dispuestas en varios pisos.

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Y un último desacierto: la nueva pasarela del río Manzanares que cruza a continuación, aguas arriba, del Puente de Reina Victoria, con un perfil de metal oscuro totalmente inadecuado, teniendo en cuenta que el anterior es de piedra y que, más abajo, atraviesan el río el Puente de Segovia y el Puente de Toledo, que son dos joyas de la arquitectura madrileña.— Pilar Lucendo de Lucas.

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