"Papi, no jumes"
"Papi, no jumes", le decía con dos. Y él fumaba. "Papi, deja de fumar", le decía con tres. Y él seguía fumando, por la mañana, por la tarde y por la noche. "Papi, ¿este verano dejarás de fumar?", le preguntó con insistencia en el mes de junio. Ésta es la historia de una niña de cinco años que logró que su padre dejara de fumar o, como mínimo, que lo intentara.
El objetivo no era fácil. El padre, 23 años fumando paquete y medio en todos sitios excepto en el interior de casa y en el coche. La niña, harta del tabaco y muy concienciada de que mata. No solo lo ha escuchado en la televisión, ...
"Papi, no jumes", le decía con dos. Y él fumaba. "Papi, deja de fumar", le decía con tres. Y él seguía fumando, por la mañana, por la tarde y por la noche. "Papi, ¿este verano dejarás de fumar?", le preguntó con insistencia en el mes de junio. Ésta es la historia de una niña de cinco años que logró que su padre dejara de fumar o, como mínimo, que lo intentara.
El objetivo no era fácil. El padre, 23 años fumando paquete y medio en todos sitios excepto en el interior de casa y en el coche. La niña, harta del tabaco y muy concienciada de que mata. No solo lo ha escuchado en la televisión, también ha visto las imágenes escabrosas en los paquetes de tabaco de su padre. "Papi te morirás", le decía sin pestañear. Una y otra vez. Y llegó el segundo hijo y a la que supo hablar también emprendió su particular cruzada contra el humo. El progenitor se vio acorralado. La madre ni una palabara. Sólo buscó un especialista. Y él pidió la hora. Días antes de que el padre fuera al médico, la niña ya le llevaba las cuentas: "Te quedan cinco días, papi", le sonreía irónicamente.
El padre de la niña de cinco años lleva ahora una semana sin fumar. No está siendo fácil. Cuando flaquea, el hombre amenaza: " A que fumo un cigarro...". Y la niña contesta gritando: "No. Aguanta...".