El disidente de ETA Valentín Lasarte es trasladado a una cárcel vasca

El condenado por la muerte de Gregorio Ordoñez y Fernando Múgica fue expulsado del colectivo de presos hace un año tras romper con la banda - Interior intensifica la política penitenciaria de ruptura del frente de 'makos'

La política penitenciaria del Gobierno para romper el frente de makos de ETA a base de premios para los que renuncian a la violencia -acercamientos al País Vasco y posibilidad de acceder a permisos y al régimen de semilibertad-, sigue en marcha y reactivada tras el último comunicado de la banda terrorista anunciando un alto el fuego "permanente" y "verificable internacionalmente" . Aparte de nuevos permisos carcelarios para disidente...

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La política penitenciaria del Gobierno para romper el frente de makos de ETA a base de premios para los que renuncian a la violencia -acercamientos al País Vasco y posibilidad de acceder a permisos y al régimen de semilibertad-, sigue en marcha y reactivada tras el último comunicado de la banda terrorista anunciando un alto el fuego "permanente" y "verificable internacionalmente" . Aparte de nuevos permisos carcelarios para disidentes de la banda que están ya tramitándose, el viernes pasado fue trasladado a Nanclares de Oca (Álava) -la última fase para todos aquellos a quienes se ha acercado previamente a prisiones de Asturias, Cantabria o Zaragoza- Valentín Lasarte, ex miembro del comando Donosti detenido en 1996 y condenado a más de 300 años de cárcel por seis asesinatos, entre ellos los del concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez y el del socialista Fernando Múgica -en ambos casos el que disparó fue Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote' -.

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Durante los últimos meses se había producido un cierto parón en los acercamientos de presos disidentes a la prisión alavesa, que ahora vuelve a intensificarse. Se espera que en los próximos meses haya nuevos movimientos. En Nanclares de Oca cumplen condena también José Luis Álvarez Santacristina, 'Txelis' -uno de los primeros en desmarcarse de la violencia, que sale ya de lunes a viernes de la cárcel para trabajar-, Joseba Urrusolo Sistiaga, Carmen Gisasola, Kepa Pikabea e Idoia López Riaño, 'Tigresa'.

Antes de llegar a Nanclares, Valentín Lasarte estaba cumpliendo condena en la prisión de El Dueso (Cantabria), donde acaba de terminar un taller de pintura. Empezó hace ya tres años a mostrar su disidencia de la banda terrorista. Fue primero trasladado a la cárcel de Villabona (Asturias), el 5 de noviembre de 2008, donde rompió con la disciplina del colectivo de presos (EPPK en sus siglas en euskera) aceptando un empleo -y un sueldo- en el economato de la cárcel, algo prohibido por la banda. Se dio de alta en la Seguridad Social y trabajó con el resto de los presos, en uno de los módulos. En enero de 2010 fue expulsado del colectivo junto a Iñaki Rekarte, Jorge Uruñuela, Andoni Muñoz de Vivar y Esteban Murillo -todos ellos presos en estos momentos en Nanclares de Oca-, lo que supone que no pueden recurrir a los abogados del EPPK ni recibir ningún tipo de ayuda para sus familiares.

En el caso de los terroristas, el pronóstico favorable de reinserción necesario para acceder a beneficios penitenciarios puede acreditarse, según establece el Código Penal, "mediante una declaración expresa de repudio de sus actividades delictivas y de abandono de la violencia y una petición expresa de perdón a las víctimas de su delito, así como por los informes técnicos que acrediten que el preso está realmente desvinculado de la organización terrorista y del entorno y actividades de asociaciones y colectivos ilegales que la rodean". Lasarte pasó de Villabona a Zuera (Zaragoza), antes de ser trasladado a Nanclares. Para que pueda acogerse ahora a permisos o alcanzar el régimen de semilibertad tendrán primero que verificarse todos los requisitos legales y que ha cumplido la parte de la condena que corresponda.

Lasarte y su familia han sufrido presiones y amenazas por la ruptura con la banda. Aunque la situación durante los últimos meses para los disidentes y su entorno se ha suavizado, un elevado número de reclusos prefiere esperar a ver qué pasa con ETA y si es posible lograr una solución global para todos antes que dar pasos en solitario y desmarcarse individualmente de la organización. El Gobierno, mientras tanto, sigue adelante con su apuesta por aprovechar las fisuras del colectivo de presos para debilitar a la banda terrorista.

Txapote (izquierda) y Valentín Lasarte, en la Audiencia Nacional.EFE