El Príncipe y su prometida visitan al Cristo de Medinaceli

Miles de ciudadanos que hacían cola para besar la imagen aplauden y felicitan a la pareja por su próximo enlace

El Príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz Rocasolano, han acudido esta mañana a la Iglesia de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, situada en el centro de Madrid, donde han recibido el caluroso aplauso de los miles de ciudadanos que se concentraban desde primera hora en el lugar, como cada primer viernes de marzo.

Como reza la tradición, cada año un miembro de la Familia Real acude, junto a miles de peregrinos, a cumplir con la devoción de venerar al Cristo de Medinaceli el primer viernes de marzo. En esta ocasión, el honor ha recaído en la pareja, que se ha desplazado al temp...

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El Príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz Rocasolano, han acudido esta mañana a la Iglesia de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, situada en el centro de Madrid, donde han recibido el caluroso aplauso de los miles de ciudadanos que se concentraban desde primera hora en el lugar, como cada primer viernes de marzo.

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Como reza la tradición, cada año un miembro de la Familia Real acude, junto a miles de peregrinos, a cumplir con la devoción de venerar al Cristo de Medinaceli el primer viernes de marzo. En esta ocasión, el honor ha recaído en la pareja, que se ha desplazado al templo en un coche oficial de la Casa de Su Majestad el Rey. A su llegada, a las 10.00 horas en punto, los prometidos han sido recibidos a las puertas del templo por el párroco, Luis Félix Luis, y por el vicario provincial, José Luis Aparicio, en medio de numerosas muestras de cariño de los miles de fieles que guardaban cola, muchos de ellos durante toda la noche.

La futura Princesa de Asturias ha acudido a la basílica ataviada con un grueso abrigo de lana y cuello alto. Unos pantalones negros y zapatos y bolso a juego, completaban la indumentaria de la prometida de Don Felipe, que vestía traje de chaqueta gris. La multitud ha aplaudido y ha saludado al Príncipe y su prometida en su camino hacia la figura del Cristo, que se ha visto interrumpido por numerosos besos y felicitaciones. Ya en el interior del templo, primero Su Alteza Real y luego Letizia Ortiz han besado los pies del Cristo y han rezado por espacio de unos minutos ante la imagen, acompañados por un representante de los Hermanos Franciscanos Capuchinos que se ocupan de su custodia.

Una visita de 20 minutos

Después, se han dirigido a la sacrístía a saludar a los miembros de la congregación. El Príncipe de Asturias y la periodista han abandonado la iglesia hacia las 10.20 horas, momento que han aprovechado para volver a saludar y estrechar las manos de numerosos ciudadanos que reclamaban su atención. Este baño de multitudes, dos meses antes de la boda, es un signo más de la gran popularidad que goza la pareja. Algunos de estos fieles han señalado a la prensa que los futuros esposos les han parecido "muy guapos, jóvenes y simpáticos" y que "se les veía emocionados, al comprobar que la gente les quiere".

Minutos antes de la medianoche se abrió el templo a los fieles para que comenzara el ritual del besapié, aunque generalmente sólo una quinta parte de los congregados puede acceder a él, ya que la cola llega incluso a dar varias vueltas a la manzana. Se calcula que medio millón de personas visitarán el templo a lo largo de esta jornada. En total se oficiarán 32 misas, una de las cuales -la de las 13.00 horas- ha sido presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Está previsto que hasta 300 autocares con peregrinos procedentes de todo el país lleguen hoy a la capital para participar de esta tradición religiosa, según las estimaciones de la Conferencia Episcopal Española.

La imagen de Jesús de Medinaceli fue encargada por los Capuchinos de Sevilla y fue llevada al norte de África en 1614. Después, la plaza donde se encontraba la imagen fue tomada por el Sultán de Marruecos. Tras un intento de quemarla por parte de los musulmanes, fue recuperada y trasladada a Madrid, donde el Duque de Medinaceli, entonces primer ministro de la nación, construyó para su culto una capilla en solares de su propiedad. Así, la imagen se quedó con la denominación popular de Jesús de Medinaceli. En 1895, el Cristo fue entregado a la custodia de los Padres Capuchinos de Madrid, aunque durante la Guerra Civil tuvo que salir de la ciudad por motivos de seguridad y permanecer en Ginebra. Acabada la contienda, la imagen volvió a Madrid y desde entonces miles de fieles continúan venerandola con gran fervor.

Leticia Ortiz besa el pie de Jesús de Medinaceli.EFE
La pareja recibe el saludo de la multitud que hacía cola a la puerta del templo.REUTERS

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