Reportaje:

28 de diciembre, un día para las bromas desde el siglo V

Mucho cuidado con realizar préstamos hoy o creerse noticias inverosímiles

Para todos es bien conocida la fecha del 28 de Diciembre. Es el Día de los Santos Inocentes, es el día de las bromas, de las tomaduras de pelo y de los chascarrillos a causa de la inocencia, la ignorancia o el despiste de los que no han caído en la cuenta y se convierten en víctimas más o menos desafortunadas de las gracias o el ingenio de los que esperan con ganas este día para reírse un poco de los demás.

También es el día en el que los medios de comunicación nos sorprenden con noticias, con imágenes o con propuestas de lo más sorprendente que causan la extrañeza, la admiració...

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Para todos es bien conocida la fecha del 28 de Diciembre. Es el Día de los Santos Inocentes, es el día de las bromas, de las tomaduras de pelo y de los chascarrillos a causa de la inocencia, la ignorancia o el despiste de los que no han caído en la cuenta y se convierten en víctimas más o menos desafortunadas de las gracias o el ingenio de los que esperan con ganas este día para reírse un poco de los demás.

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También es el día en el que los medios de comunicación nos sorprenden con noticias, con imágenes o con propuestas de lo más sorprendente que causan la extrañeza, la admiración, la indignación o la carcajada de los sufridos y despistados consumidores de los distintos medios. En esta gran fiesta de la mentira, los medios abandonan la seriedad habitual y nos la intentan pegar con noticias y reportajes increíbles que revelan la credulidad del público. Tranquilos, nada de lo que hoy cuenta EL PAIS es una inocentada, aunque algunas noticias deberían serlo.

El diario leridano La Mañana ha dedicado su inocentada de hoy a una medida que supuestamente va a poner en práctica el nuevo Gobierno de la Generalitat, que consiste en convocar un concurso público para ocupar las más de 2.000 plazas de cargos que han quedado vacantes en el Ejecutivo catalán tras el cambio de gobierno. Por su parte, la agencia Europa Press informa de que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, dedica parte de sus ratos libres a "inspeccionar" la ciudad de incógnito a bordo de su motocicleta, portando un casco con visera negra, para preservar así su identidad. Y hace unos años, La Razón sorprendía con el titular: "Malestar en el Consejo de RTVE por la elección de Tamara para ir a Eurovisión". Almodovar también anunció su retirada del cine para dedicarse a la meditación, Figo volvía al Barcelona y Aznar presidía el gigante informático español Inforspaña VB.

El origen de la fiesta

Desde el siglo V no hemos parado de tomarnos el pelo por estas fechas. Con permiso, claro, porque el 28 de diciembre es el único día del año en el que la víctima no puede cabrearse. Por mucho que se le lleve el coche la grúa, le hagan ir a ver al jefe urgentemente o le rocíen con gas fétido. Pero su origen no tiene nada de divertido: recuerda un hecho bíblico, la matanza de niños a manos de Herodes para evitar que se cumpliera el vaticinio de ser destronado por el Mesías. Desde la Edad Media, monaguillos y sacristanes recordaban con humor este luctuoso suceso y la tradición bromista ha seguido hasta la fecha.

A pesar de referirse a un hecho sangriento, el Día de los Inocentes se ha transformado en una fiesta. Todo el mundo aprovecha para hacerle una broma a otro, porque este día todo se vale... "Caiste por Inocente" es la frase que más se escucha. Como medida preventiva, para no caer en las redes de parientes y amigos, que no se debe prestar nada porque te pueden hacer un inocente. Parte de la tradición, que no se conserva, consiste en que al 'inocente' se le da una canastita con dulces con el recado: "Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se debe prestar".

Al consabido monigote en la espalda o la tarta de chocolate salada se suman otras bromas ya conocidas como la de pegar una moneda al suelo, sujetar el timbre de la puerta con un palillo o atar los picaportes de dos puertas enfrentadas para que los que se encuentran dentro no las puedan abrir. La imaginación es muy poderosa y estas bromas se ven superadas cada año con nuevas inocentadas. Son las clásicas inocentadas, esos pequeños engaños inofensivos que cada 28 de diciembre nos recuerdan, tras un año de creernos muy listos, que no somos más que un montón de ingenuos. Como dijo Mark Twain sobre El Día de los Tontos (April Fools Day, su versión anglosajona): "Este día nos recuerda lo que somos los otros 364 días del año".

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