Ir al contenido

Russula, un campeón regional de la ingeniería que sueña a lo grande

La empresa gallega, con una facturación de 118 millones de euros, lidera un proyecto para reutilizar chatarra valorado en 1.600 millones

A menudo las historias empresariales de éxito se escriben desde los problemas. El de Russula se llamaba reconversión industrial, y fue la respuesta que España dio durante los años 80 a la crisis del petróleo de 1973. Fueron tiempos de cierres dolorosos, recortes de producción, huelgas, despidos salvajes. Una de las víctimas fue la empresa coruñesa Sidegasa, una siderúrgica puntera en aquel entonces que se desmanteló en 1988 dentro de la reconversión del acero. Russula, recién creada, recibió el encargo de desmontar Sidegasa pieza por pieza y volverla a ensamblar en Malasia, y fueron los entonces técnicos de la acería los que consiguieron hacerlo con éxito. El cometido de Russula, empresa creada ad hoc para aquella operación, había terminado. “Después de aquello, mi padre y su equipo dan un paso al frente y se quedan con la empresa”, recuerda Eva Maneiro, directora de la compañía familiar que ahora transita la segunda generación. Su padre, Manuel, sigue presidiendo la empresa que alcanzó una facturación de 118 millones de euros en 2024 con 204 empleados.

Russula es especialista en trenes de laminación y en plantas de tratamiento de aguas industriales. Ha levantado unas 130 fábricas; su cartera de clientes se distribuye en 35 países y tiene obra precontratada por valor de 170 millones de euros. “Nacimos gracias a proyectos en el exterior, hace 23 años que nuestro mercado principal es Estados Unidos” repasa Maneiro. En ese país, donde cuentan con una oficina en Fiskdale (Massachusetts) están construyendo cuatro plantas de tratamiento de agua. “Estados Unidos tiene un problema en las ciudades principales por el deterioro de la calidad de vida. Hay un proceso de migración industrial al sur del país [históricamente más desfavorecido] que está afectando a ciudades como Nueva York o Chicago”. Y más allá de los mensajes inquietantes sobre el poco respeto al medio ambiente que muestra el presidente, Donald Trump, Maneiro destaca que los Estados siguen siendo muy exigentes en el cumplimiento de normas medioambientales, lo que repercute en sus proyectos.

Aunque lo más importante es que acaban de embarcarse en un plan inmenso: construir una fábrica de acero no contaminante en Puertollano (Ciudad Real) por valor de 1.600 millones de euros. Este último plan también nació de otro problema: tras el inicio de la guerra de Ucrania, la maquinaria y los motores que suministraban a sus clientes multiplicó por cuatro su precio. “Se rompieron las cadenas de suministro, tuvimos que desarrollar nuevos proveedores en Estados Unidos, en México… nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo en Europa”. Reaccionaron abriendo una ventana a la reindustrialización en España, un país que está atrayendo inversiones por sus competitivos costes energéticos. Las empresas Siemens, Primetals Technologies y Abei Energy acompañan a Russula en la operación, que ha recibido 60 millones de euros del Perte de la Descarbonización Industrial.

La compañía ha visto en la chatarra la gran oportunidad. “Grosso modo, Europa consume 20 millones de toneladas de acero al año y produce diez. En 2030 se espera que ese consumo aumente a 30 millones. Sin embargo, el continente genera una chatarra de calidad que exporta y que se podría recuperar”, explica Maneiro. El problema de la fabricación tradicional viene de la contaminación asociada a los altos hornos, de donde sale el 85% de la producción actual. “Si queremos seguir manteniendo nuestro sector industrial tenemos que asegurar acero a precios razonables. Podemos producir a partir de la circularidad, de chatarra fundida, con un índice de recuperación del 100% por la vía de la electricidad. La tecnología lo hace posible”.

La planta de Puertollano, de la que pondrán la primera piedra a principios de 2026, se alimentará de energía renovable y ha sido declarada proyecto de interés regional. Han adquirido para ello dos millones de metros cuadrados y creen que podrán ejecutarla en dos años y medio. “Será una planta digitalizada de nueva generación con tecnología Siemens, nos apoyaron desde el minuto uno”, explican en Russula. Su proceso, no contaminante, continuo y electrificado sustituye los altos hornos por un sistema llamado DRI (Direct Reduced Iron) que podría utilizar hidrógeno verde. En poco tiempo es capaz de convertir chatarra dura en acero líquido. En una primera fase esperan producir 1,6 millones de toneladas de acero que se duplicarán en una segunda.

Precios y costes

En un mundo inestable, este tipo de proyectos tienen unos riesgos que se acentúan por su dimensión, pero en Russula están convencidos de que su experiencia y la de sus socios es un gran aval. ¿Será competitivo el precio de su acero que produzcan? “Cuando tu materia prima es chatarra, tu beneficio está en que tus costes de transformación sean los mínimos posibles”, razona la directora, y cree que con la tecnología actual es viable producir de forma competitiva.

“Elegimos la ruta eléctrica porque es la ruta que eligieron los americanos tanto en acero como en aluminio. Hicimos un estudio de mercado, nos dimos cuenta de que el mayor déficit estaba en acero estructural para la industria de máquina-herramienta y la construcción. Nos dimos cuenta de que se estaba exportando chatarra buena a países como India o Malasia, y en cambio estábamos importando CO2”. En este sentido, la elección de Puertollano cree que es la adecuada por su amplia disponibilidad de terreno industrial, por estar a menos de 200 kilómetros de importantes centros de consumo y puertos y por el ecosistema empresarial. Allí está la mayor planta de hidrógeno verde de Iberdrola y allí hasta Bill Gates financiará la puesta en marcha de una planta de almacenamiento térmico. También allí, Repsol ha dado marcha atrás a la que iba a ser una planta puntera en energías renovables alegando “inviabilidad técnica y económica”.

400 empleos

Russula será la responsable del diseño de ingeniería y dirección técnica de Hydnum Steel, que es el nombre que tendrá la compañía que producirá acero verde en Puertollano. Además, proporcionará la solución de tratamiento de aguas, aprovechando su experiencia en la industria metalúrgica. Será, explican, la primera fábrica de España en producir acero a partir de energías no fósiles, y generará 400 empleos directos en la primera fase. El Banco Santander estructura la financiación del proyecto que negocia la entrada de socios. Russula tendrá una participación en el capital significativa, que podría rondar el 30%. 

Sobre la firma

Más información

Archivado En