Su compañero virtual le liberará del papeleo

Muchas compañías usan la IA para que los empleados puedan generar un asistente digital que le libere de las rutinas de la oficina y volcarse en propuestas de valor

Varias personas trabajan con sus asistentes digitales en la sede de BBVA en Madrid.Santi Burgos

La inteligencia artificial (IA) corre como la pólvora. El 75% de las compañías ya trabaja con ella, según un informe de la consultora McKinsey. Pero es la versión generativa la que se ha colado como pilar estratégico. Con un objetivo claro: situar al trabajador en el centro del negocio. Y para ello despliega toda una legión de todoterrenos, los agentes digitales, que, hábilmente entrenados por el empleado, son capaces de neutralizar todo aquello que le aparte del foco: distracciones, rutinas o lapsus en la oficina. No sólo eso. Pueden operar, además, en múltiples plataformas y adaptarse a distintos entornos. La misión de estos superagentes, los denominados GPT, pasa por lograr optimizar los resultados de su programador y ganar para él algo muy preciado: tiempo.

Las compañías protagonizan una ola de innovación que está derribando las compuertas del departamento tecnológico y es toda la organización la que la surfea. BBVA es una de las empresas tractoras en la construcción del compañero digital. Fruto del acuerdo con OpenAI han distribuido 3.300 licencias que han generado ya 3.000 asistentes digitales. Son públicos 900 y se accede a ellos desde la BBVA GPT Store. “Este tsunami de innovación, jamás visto, permite que empleados sin conocimientos de programación sean capaces de generar sus asistentes para automatizar sus tareas. Todos pasan por programas de formación”, apunta Sergio Garrido, gerente de Adopción Global de IA en BBVA.

Entre los que más saben en este ámbito se encuentra el equipo de ciberseguridad del banco. Un grupo que trabaja en el desarrollo de un agente para automatizar la identificación de fraudes y ciberataques (phishing) en correos electrónicos, sms y hasta en los enlaces (URL) a los que puedan llevar. “Antes de configurar un agente hay que preguntarle a la IA si te puede ayudar en la tarea. En caso afirmativo, se añade una base de conocimiento para que conteste sobre ella. Como paso final hay que validar si realmente ha automatizado y añadido eficiencia a la tarea”, señala Ignacio Martínez Arteta, operador de servicio de plataforma de ciberseguridad.

Verificada su utilidad, “se comparte con el departamento para que otros miembros decidan si aporta lo que se espera de él. Si es así se sube a la GPT Store”, añade. Por su parte, Miguel Amaris, responsable de servicio de reporting global, apela a “la creatividad” como el elemento que “mejor define la calidad de tu GPT”. Y añade: “Una vez configurado, se conecta con las aplicaciones con las que cuenta tu empresa”. Así, cada mañana, su ayudante se enfrenta a un centenar de correos “que categoriza en función de su urgencia o los que necesitan mi revisión”. Si lo usa después de una reunión, “pido que me genere, a partir de mis notas, un texto resumido, completado con puntos de acción a tratar”, prosigue.

Otra de las prerrogativas de este asistente consiste en detectar incidencias en la seguridad. “Es muy importante que tu GPT analice tu tarea basándose en los procedimientos que has compartido con él para determinar si lo que has realizado como humano tiene o no algún fallo o desviación”, añade el responsable de servicios de Global CERT (centro de alertas de ciberseguridad), Fernando Palacios.

Pasos a dar

Damm también trabaja en la creación de agentes digitales. “Estos ayudantes democratizan la IA y abren la puerta a que todo colaborador participe y acelere el desarrollo de soluciones innovadoras para toda la organización”, destaca Laura Gil Curro, directora de data e IA. Para Georgina Gelpí, del departamento de personas de la cervecera, programar un agente es sencillo y complejo a la vez: “El propio Copilot proporciona una descripción de lo que se necesita y automáticamente configura el agente. Pero luego hay que elegir el tipo de agente que quieres generar”. Entre las dificultades del área de gestión de personas, señala, “existen muchos datos o palabras clave que pueden estar prohibidos por cuestiones de confidencialidad y hay que buscar continuamente sinónimos”.

Programar su agente digital fue un desafío para Marta Padrós, del departamento de calidad de Damm. “Empecé con tareas sencillas y fui añadiendo complejidad”. Y destaca: “Lo he hecho utilizando una combinación de plantillas predefinidas, pero personalizándolas según nuestras necesidades específicas”. Por su parte, Domingo Alcalá, que trabaja en la dirección de la planta de El Prat de Llobregat, señala las ventajas de crear un agente de SharePoint que viene preconfigurado: “Facilita de forma más ágil consultar los manuales, incluso los que están en otros idiomas”, indica. Y concluye: “En una segunda fase esperamos reducir el tiempo necesario para detectar incidencias y solucionarlas en las máquinas”.

Construir mi robot

Carmen Rubiales, analista de demanda y precios de Endesa, ha configurado su ayudante “escribiendo buenos prompts (instrucciones que se le dan a la IA para que genere las respuestas)”. Lo ha programado para tareas complejas en Excel. “De una tabla con muchas columnas de la que necesito extraer datos concretos, le pido que me cree una fórmula en cualquier lenguaje de programación para extraerlos y le pongo un ejemplo de la operación con datos ficticios”. También ha entrenado a su agente digital utilizando palabras clave para “que me haga resúmenes del Boletín Oficial del Estado” o para que “me genere una fórmula para programar extracciones masivas de datos con los que elaborar reportes internos relativos a precios del mercado, consumidores o clientes”. La eléctrica ha puesto en marcha la comunidad Sinergia, integrada por 200 expertos. Son los embajadores de la estrategia en torno a la IA de Endesa encargados de formar a sus 9.000 empleados.

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