Cómo convivir con un mercado volátil
EL PAÍS y Bestinver reúnen a tres expertas para debatir cuál es la mejor estrategia de inversión en un momento con tantas tensiones económicas y geopolíticas
Hay millones de frases sobre inversiones, pero en un escenario de cambio constante y lleno de incertidumbres, ninguna resulta más acertada que esta: “El mercado se comporta como un adolescente incapaz de tolerar la frustración”. Así de claro lo ve Raquel Martínez Nistal, analista de Bestinver, para quien esta actitud es un síntoma de la sociedad actual, marcada por la inmediatez, la polarización y la búsqueda constante de resultados. El aquí y ahora, una visión cortoplacista que se da en el movimiento de las Bolsas en momentos puntuales cuando el pánico se apodera de los inversores, aunque la realidad sea menos alarmante. De hecho, según la experta, muchas veces los titulares de la prensa contribuyen a esta sensación de crisis inminente, pues en lugar de hablar de una corrección, se dice que “las Bolsas se hunden”, lo cual alimenta aún más el miedo irracional. ¿Cómo hacerle frente?
La respuesta es sencilla. No dejándose arrastrar por la corriente y mirar al largo plazo. “La volatilidad es la herramienta que utilizamos para medir el riesgo de las inversiones. Al final, es un reflejo de la incertidumbre”, mencionó Martínez Nistal durante un desayuno organizado por EL PAÍS y Bestinver esta semana. Pero dichos movimientos pueden estar asociados a un mayor potencial de revalorización. “La renta variable, conocida por su alta volatilidad, es también la que mayor expectativa de rentabilidad ofrece”, aseguró la especialista de la gestora de fondos de inversión y pensiones. “En los episodios puntuales de vaivenes en el mercado es cuando aprovechamos para comprar compañías a menor precio, pero cuyo valor fundamental sigue intacto”, explicó. La clave está en mantener la mirada en los próximos años. “El valor de una buena compañía no desaparece en un mes o un trimestre”. Y sobre todo, dijo, mantener una gestión activa, es decir, hacerlo a través de un profesional que seleccione activos financieros determinados con el objetivo de conseguir unas rentabilidades superiores.
Carteras equilibradas
“La volatilidad es algo que no se puede controlar”, afirmó Andrea Gallo, analista del fondo Paradigma Value Catalyst en A&G Global Investors. Una de las estrategias para mitigar su impacto es construir carteras equilibradas y reducir los riesgos agregados, indicó la especialista. “A largo plazo, lo importante no es la fluctuación de precios, sino la capacidad de una compañía para ofrecer rentabilidad”. Asimismo, recomendó poner la mira más allá de las grandes empresas o aquellos activos de moda. “El mercado está tan enfocado en las grandes empresas y las tendencias inmediatas que dejan de lado compañías con un potencial enorme”, aseguró. Sobre todo aquellas que forman parte de la cadena de valor de los sectores que serán el futuro: la inteligencia artificial, las energías renovables, la biotecnología e incluso algunas industrias en plena transformación, como el petróleo y el gas.
Aunque algunas acciones en Estados Unidos, relacionadas, principalmente, con el sector tecnológico, puedan parecer muy atractivas, existen partes de la cadena de valor que presentan oportunidades con múltiplos más baratos. “Nos encontramos con compañías que se beneficiarán del mismo crecimiento que las grandes tecnológicas americanas, pero con valoraciones mucho más razonables”, detalló en el encuentro titulado Inversión: ¿vuelve la volatilidad? El impacto de la pandemia, abundó Gallo, ha exacerbado los movimientos extremos en algunos sectores tanto al alza como a la baja. “Hemos visto burbujas romperse, pero estas fluctuaciones también han creado oportunidades”. Bajo este escenario, la experta de A&G Global Investors expuso que el mercado es ineficiente a corto plazo, pero eficiente al largo. “Las compañías que logran un crecimiento sostenido de su resultado de explotación terminarán siendo reconocidas”, aseguró. En esos momentos, sin embargo, las Bolsas son extremadamente sensibles. No es para menos. El mundo está en vilo ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los cambios en la política monetaria en las principales economías mundiales, la incertidumbre sobre los conflictos bélicos y el cambio climático.
A pesar de los numerosos shocks que se esperan en los próximos años, la economía global y los mercados financieros han demostrado una notable capacidad de adaptación tras el impacto de la pandemia. “El mundo se ha hecho más resiliente”, aseveró Luciana Taft, consultora sénior en análisis económico y mercados en Analistas Financieros Internacionales (Afi). No obstante, hay muchos nubarrones en el futuro. Sobre todo cuando se habla de Trump y la guerra comercial que iniciará, o que ya está en ciernes, con distintas economías del mundo. “El proteccionismo es un tema que no hay que menospreciar”, aseguró la especialista. Una de las mayores incertidumbres en el corto y medio plazo proviene de la deuda pública, especialmente en Europa. “La deuda pública de algunos países sí que puede añadir volatilidad o, al menos, más riesgo a medio plazo. Francia es el mejor ejemplo: ahora tenemos una prima de riesgo en Francia más alta que la de España, y eso no va a cambiar pronto”, destacó. Esta situación también se refleja en la diferencia de desempeño entre los índices bursátiles.
Mientras que la renta variable estadounidense ha vivido un año espectacular, Europa muestra signos de estancamiento. “No es lo mismo. Una de las explicaciones está en la composición de los índices. En Europa, y concretamente en España, no tenemos el peso tecnológico que sí tienen los índices americanos. El Ibex 35, por ejemplo, está dominado por utilities [firmas que ofrecen servicios públicos] y bancos, y eso marca la diferencia”. La percepción general del mercado sobre Europa es crítica. “El problema es que los inversores no ven que Europa espabile. Ahí está el informe Draghi, que deja claro que hay que hacer algo. No invertimos y, si no lo hacemos en activos reales, los flujos financieros no llegan. Europa no crece. Alemania lleva cinco años sin avanzar. Esto es un tema estructural fundamental”. Pero no hay que perder la esperanza.
“De cara a un inversor final lo que le transmitiría es paciencia”, añadió Martínez Nistal, de Bestinver. “Al final, la volatilidad es el riesgo que tú pagas en tu inversión a corto plazo, pero remunera a largo plazo”, dijo. La experta sugirió que la mejor forma de llevar una inversión es delegando la gestión, con alguien que haga una lista de la compra. Que elija aquellas acciones de empresas que quizás no están en su momento ideal de inversión, porque la diferencia entre valor y precio es más estrecha, pero que se guardan para futuros cambios en la cotización. “Un inversor particular no tiene la capacidad de realizar este análisis o de reservar ciertas empresas, ya que no siempre es el momento adecuado. Si la trayectoria de beneficios cambia, mi recomendación es clara: delega la gestión, olvídate y tranquilízate”.