Drones que vigilan la red eléctrica: así quieren cambiar la aviación dos emprendedores de Tudela
Fuvex ha inspeccionado con sus aparatos el 15% de las líneas y en tres años quiere alcanzar el 75%
Carlos Matilla y Carlos Castellano, los fundadores de Fuvex, están orgullosos de haber dado en la diana con un negocio que solo tiene el cielo como techo. Después de más de 10 años de estudio y pruebas y tras algún que otro proyecto frustrado, como desarrollar un coche volador o un sistema de drones para el reparto de paquetes, han creado un modelo de dron de largo alcance y sin emisiones, protegido por siete patentes entre Europa y Estados Unidos, que pretende sustituir en acciones de inspección y vigilancia a los helicópteros tripulados, más contaminantes y con un alto coste económico y, en ocasiones, de vidas humanas. “Lo nuestro es cambiar el mundo de la aviación. Hemos inventado un sector nuevo, el de la no tripulada”, afirma Matilla.
Estos drones, que tienen como función realizar inspecciones aéreas autónomas, se centran en la red eléctrica nacional. Una tarea a la que las compañías eléctricas están obligadas por ley para mantener el tendido y para prevenir los incendios que se producen por fallos, sobre todo, cuando están cerca de la vegetación.
Con una inversión inicial de 120.000 euros, que llegó desde la Sociedad de Desarrollo de Navarra (Sodena) y desde un directivo del Ibex, la firma tudelana aterrizó en el mercado en 2022 con un dron híbrido entre helicóptero y avión, al que siguió un modelo multirrotor, con seis hélices, indicado para zonas en las que la población está más dispersa. “Para comercializarlos hemos tenido que demostrar que es seguro volar con ellos. Y lo hemos conseguido incluso en zonas boscosas, montañosas o con mucha vegetación, donde no es fácil”, subraya Matilla.
Su modelo de dron poco tiene que ver con el tradicional que puede adquirirse en una gran superficie, con una autonomía de vuelo de 10 kilómetros frente a los 500 metros del doméstico. También muestra diferencias con los helicópteros, como cero emisiones, menos riesgo al no ir tripulados y la automatización del proceso. Pese a su precio de fabricación, de 40.000 a 60.000 euros por unidad, la bajada de coste del servicio es otra de sus virtudes. “Ahora inspeccionar las líneas eléctricas con un helicóptero cuesta unos 150 euros por kilómetro. El dron rebaja la cifra entre un 30% y un 50% y, en tres años, el precio rondará los 20 euros por kilómetro”.
Fuvex, de momento, está centrada en la inspección de líneas eléctricas. “Hemos sido los primeros en revisar el 15% de todo el entramado nacional, pero queremos llegar hasta el 75%, y a otros países como Portugal, Francia e Italia”, añade el cofundador. Pero no quiere parar aquí. En los próximos dos o tres años, pretende emplear sus drones en otros servicios, como la vigilancia de gasoductos y la de carreteras. “Hemos visto cómo muchas empresas nacían y morían en un sector en el que se prometían muchas cosas. Para mantenernos vamos a cambiar el paradigma de la inspección”, resume.
49 empleados
Los dos empleados con los que empezaron se han convertido en 49 y su facturación alcanzó los 498.000 euros el pasado año, que este ejercicio pretenden elevar por encima del millón.
Con colaboraciones en países como Suiza, Croacia o Dinamarca, los proyectos europeos han sido su canal de financiación, entre los que destacan el Aerial Core, centrado en la tecnología de drones para inspecciones, o el Domus, para implementar tecnologías de tráfico aéreo para drones.
Pese a la juventud de la empresa, Matilla habla de su rápido crecimiento. “Pasamos de trabajar en un garaje a una nave de 1.000 metros y ahora nos trasladamos a una de 3.000″. En Fuvex también están considerando embarcarse en una ronda de financiación de más de cinco millones de euros.