Los capones vuelven desde las cenizas: así ha sido la resurrección de Cascajares
La empresa, especializada en platos preparados, recupera el pulso tras el incendio que acabó con su fábrica. Ha invertido 12,3 millones en una nueva planta más grande y moderna
Solo queda el viejo cartel de Cascajares. Lo demás ardió el 26 de enero de 2023, cuando varios fallos en el sistema eléctrico desencadenaron un incendio devastador para la fábrica de Dueñas (Palencia) donde el grupo Cascajares elaboraba sus platos preparados. El duelo ante la fatalidad duró poco. La dirección de la empresa preparó pronto un plan de reflotamiento. Y los resultados empiezan a llegar. La campaña navideña es fundamen...
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Solo queda el viejo cartel de Cascajares. Lo demás ardió el 26 de enero de 2023, cuando varios fallos en el sistema eléctrico desencadenaron un incendio devastador para la fábrica de Dueñas (Palencia) donde el grupo Cascajares elaboraba sus platos preparados. El duelo ante la fatalidad duró poco. La dirección de la empresa preparó pronto un plan de reflotamiento. Y los resultados empiezan a llegar. La campaña navideña es fundamental para la compañía y en la de 2023, solo un año después del incendio, las cosas volvieron a su sitio, recuperando la cuota de mercado perdida. Hasta 700.000 personas, calculan fuentes de Cascajares, pasaron las fiestas con alguno de sus capones, pulardas o cochinillos sobre sus mesas. Es la respuesta a un esfuerzo inversor de 12,3 millones para levantar de nuevo la factoría con maquinaria más moderna. De la crisis salió una oportunidad.
Unas 70 personas, más refuerzos en momentos puntuales, trabajan a diario en la nueva planta. Gracias a la renovada tecnología y a la mayor extensión de la fábrica, logran multiplicar su capacidad de producción. En la nueva esperan sacar a las tiendas, restaurantes y grandes superficies hasta tres millones de kilos al año frente al millón de antes del incendio. “El 2 de octubre fue nuestro primer día aquí, hasta entonces estuvimos trabajando en La Cistérniga (Valladolid), hicimos un gran esfuerzo desde el primer día para llegar bien a Navidad, al día siguiente del fuego ya estábamos preparando los planes, fue todo una cura de humildad”, explica Alfonso Jiménez.
La expresión de satisfacción del presidente de Cascajares, sin embargo, se tuerce cuando se le mencionan algunas acusaciones que insinúan que el incendio podría haber sido provocado para cobrar el seguro y construir con esos ingresos una fábrica más moderna. “Siento lástima porque son ignorantes y no han conocido la realidad, estábamos en un momento de beneficios y crecimientos históricos, hablan sin saber”, exclama el palentino, molesto con “la envidia”, según él, responsable de esas insidias. Las investigaciones de la Guardia Civil y de los peritos acreditaron la procedencia de las chispas desde un motor en una pared exterior, “un fuego fortuito de madrugada cuando menos gente había trabajando y por eso se tardó más en detectar”.
Hasta el incendio, la de Cascajares era una historia de éxito. En 2003 la empresa facturaba un millón de euros y en 2022 su cifra de negocio ya era de 13 millones. En su historia de crecimiento fueron determinantes una boda y dos crisis. El enlace entre Felipe VI y Letizia Ortiz les dio a conocer, ya que en el banquete real se sirvieron sus capones. Por su parte, la recesión tras el crash inmobiliario les obligó a mirar no solo a los restaurantes, sino a los consumidores particulares, y la pandemia incentivó nuevos canales de distribución. “Con la covid creció la venta online una barbaridad, ganamos mucho mercado en la venta a particulares”, reconoce Jiménez.
Y entonces llegó el fuego. 2023 fue un año atípico mientras se avanzaba en la nueva planta, que el presidente define como “la fábrica de platos preparados más moderna de Europa”. Ahora hay espacio de sobra cuando hace unos meses, en la fábrica temporal, las máquinas se apretujaban y la plantilla se dividía en tres turnos para compensar la menor capacidad de producción. “Pocas semanas después del incendio ya estábamos elaborando los productos que más vendemos en hostelería y conseguimos volver a servir nuestras carrilleras, costillas o codillos a todos nuestros clientes en tiempo récord. Las condiciones de trabajo fueron duras pero el equipo respondió de una manera increíble”, celebran en la compañía, satisfechos con la ayuda de las administraciones para su retorno, además del respaldo de los socios, que les prestaron unas oficinas o la paciencia de sus distribuidores.
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