La ‘app’ de los entrenadores personales

Harbiz ofrece a los profesionales una plataforma para organizar las clases o dar consejos deportivos

Fundadores de la empresa Harbiz, Mario Morante (izquierda) y Javier Ortega.NACHO BORRELLA

Javier Ortega y Mario Morante, fundadores de Harbiz, querían poner en contacto a entrenadores personales con personas interesadas en ponerse en forma. Comenzaron en 2017, con un servicio de mediación que no tardó mucho en quedarse corto: “Nos pedían que desarrollásemos funcionalidades como chats, videoconferencias, agendas de ejercicios, dietas, plantillas o integrar servicios de facturación a través de la plataforma”, cuenta Morante. Decidieron apostar por las necesidades de los preparadores y, tras varias readaptaciones...

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Javier Ortega y Mario Morante, fundadores de Harbiz, querían poner en contacto a entrenadores personales con personas interesadas en ponerse en forma. Comenzaron en 2017, con un servicio de mediación que no tardó mucho en quedarse corto: “Nos pedían que desarrollásemos funcionalidades como chats, videoconferencias, agendas de ejercicios, dietas, plantillas o integrar servicios de facturación a través de la plataforma”, cuenta Morante. Decidieron apostar por las necesidades de los preparadores y, tras varias readaptaciones, su modelo de negocio definitivo llegó en 2020, cuando crearon una aplicación móvil que aspiraba a agrupar en un mismo espacio tanto herramientas para programar entrenamientos como instrumentos que ayudan a los profesionales a gestionar el negocio. Harbiz facturó más de un millón de euros el año pasado.

Morante cuenta que decidieron prescindir de ser un mediador en un momento crítico: “Imagínate que tiras un modelo de negocio a la basura, lanzas uno nuevo y, de pronto, llega una pandemia mundial”. El consejero delegado cuenta entre risas que el susto inicial duró poco, ya que la aplicación móvil que acababan de desarrollar era de gran utilidad en un contexto de restricciones de movilidad. “Recibimos un impulso brutal en la pandemia”, apunta Morante. Con Harbiz era posible mantenerse en forma sin desplazarse y los profesionales que la usaban podían seguir trabajando con los clientes sin salir de casa. “Durante ese tiempo crecimos en unos 200 clientes”, concluye.

El avance fue notable y en 2022 multiplicó por tres los ingresos de 2021. Ninguno de los fundadores tiene formación como profesional del deporte, pero Morante matiza que trabajan basándose en las peticiones que les hacen sus usuarios. “No somos entrenadores, solo utilizamos nuestra capacidad de organizar”. Destaca que ese es su fuerte, porque ambos son ingenieros industriales y su principal habilidad es “generar soluciones que resuelvan problemas”.

La aplicación funciona con un modelo de suscripción: el profesional paga una cuota mensual que se calcula según el número de clientes que tiene. Con un enlace que les proporciona su entrenador, los usuarios pueden acceder a sus planes de ejercicio o salud de forma gratuita. Dentro del laberinto terminológico de las empresas emergentes, Harbiz es lo que se conoce como un SaaS (software as a service) B2B (business-to-business). Es decir, una empresa que ofrece a otras empresas una herramienta de gestión que, en este caso, es un software.

Además de tutorizar a distancia, esta aplicación móvil da la posibilidad a los clientes de gestionar sus facturas y horarios, generar planes de suscripción, dar clases grupales o vender productos de pago único. Actualmente trabajan con unos 4.000 profesionales entre entrenadores personales, fisioterapeutas o nutricionistas que tienen, de forma agregada, unos 65.000 usuarios. “Son empresas pequeñas y al final la idea es gestionar la operativa del día a día”, apunta Morante, que, además, reconoce que ha sido con las peticiones y consejos de los autónomos y pequeñas empresas como han ido mejorando su modelo de negocio.

Rondas de inversión

Por el momento, no tienen beneficios, pero su avance se ha ido consolidando sobre rondas de inversión —la última, en mayo de 2022, fue de 2,5 millones de euros— y con los ingresos que les proporciona su creciente número de usuarios. Con la pandemia afianzaron una base de clientes y la inercia de contar con un tutor a distancia se mantiene. En 2022 su plantilla creció hasta los 40 empleados. El consejero delegado de Harbiz confía en que el salto de la aplicación al inglés multiplicará el impacto fuera de España. Actualmente tienen clientes en 30 países y ahora el reto es ir ganando terreno en esos otros mercados. “Estamos empezando a generar mucha tracción en los países donde hemos comenzado y en función de la respuesta iremos incorporando otros idiomas”, apunta Morante.

“Harbiz es una herramienta de productividad, un intento de optimizar”, concluye el consejero delegado. Para 2023 aspiran a seguir incorporando funcionalidades hasta lograr un sistema completamente personalizable, que se pueda adaptar tanto a actividades deportivas como de salud y bienestar.

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