La Bolsa se pone seria: tres burbujas que han estallado cuando el dinero dejó de ser gratis

La subida de los tipos de interés provoca que criptomonedas, acciones meme y SPAC pierdan el favor del mercado

Cajero automático de un quiosco de criptomonedas en Amberes, Bélgica.Valeria Mongelli (Bloomberg)

Las crisis de los mercados no solo dejan un largo rastro de inversores empobrecidos. También desaparecen o se cuestionan tendencias forjadas en tiempos de exceso de liquidez, de dinero fácil y abundante dispuesto a recalar en lo más inseguro y arriesgado. Las últimas modas más aventuradas como las criptomonedas, las acciones meme o los cascarones vacíos de las SPAC han sufrido con las abundantes pérdidas de los mercados de acciones y bonos, e incluso es posible que alguna de estas fórmulas de inversión termine desapareciendo. Un verdadero pinchazo de la burbuja vivida en los últimos años por e...

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Las crisis de los mercados no solo dejan un largo rastro de inversores empobrecidos. También desaparecen o se cuestionan tendencias forjadas en tiempos de exceso de liquidez, de dinero fácil y abundante dispuesto a recalar en lo más inseguro y arriesgado. Las últimas modas más aventuradas como las criptomonedas, las acciones meme o los cascarones vacíos de las SPAC han sufrido con las abundantes pérdidas de los mercados de acciones y bonos, e incluso es posible que alguna de estas fórmulas de inversión termine desapareciendo. Un verdadero pinchazo de la burbuja vivida en los últimos años por estas nuevas formas de inversión que, casualmente, conocía su declive cuando empezaban a ser reguladas por los organismos supervisores.

Tal vez la más sorprendente fue la euforia de las denominadas acciones meme con Game­Stop al frente. Una pequeña tienda de videojuegos que los pequeños inversores quisieron defender de las posiciones bajistas (apostaban por la caída del precio) de los hed­ge funds al tiempo que ganaban dinero. Este agrupamiento de pequeños ahorradores, incluso nostálgicos clientes, de GameStop precisó de las redes sociales, de una plataforma —Robinhood— dispuesta a no cobrar comisiones y del mucho tiempo ocioso que trajo el confinamiento de la covid-19 y también de los cheques estímulo del Gobierno estadounidense. A la tienda de videojuegos le siguieron otros muchos valores pequeños, acosados por los fondos de alto riesgo y fáciles de manipular entre un nutrido número de accionistas. Las acciones de los cines AMC fueron otro de los memes más populares.

Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor, apunta que, de los tres fenómenos, éste es el más pequeño, ya que las acciones memes mueven unos 30.000 millones de dólares. En su opinión, estas estrategias tenderán a desaparecer porque al final en el precio de las acciones mandan los fundamentales. “Muchas de las expectativas de subidas estaban basadas en historias disparatadas. Además, los fondos bajistas han cerrado sus posiciones y la mayor parte de las memes han sufrido pérdidas entre el 70% y el 80% de su valor”, explica. Así, GameStop llevó a valer en enero de 2021 81 dólares la acción (venía de poco más de 4 dólares) y ahora cotiza en los 25,76 dólares.

Los analistas de la plataforma social eToro discrepan de esta visión del fin de las memes. “El auge del inversor minorista fue inicialmente descrito como un hecho aislado impulsado por el confinamiento de la pandemia. Sin embargo, las bases de este movimiento son estructurales y anteriores a los confinamientos; entre estas bases se encuentran el crecimiento de las comunidades de inversión en línea, las herramientas de análisis en línea, la introducción de la inversión sin comisiones y la propiedad fraccionada de acciones”, explican. Y añaden: “Creemos que las acciones de memes han llegado para quedarse y prueba de ello es el lanzamiento de fondos de inversión cotizados que imitan las estrategias de los inversores minoristas”, concluyen.

Mucho más revuelo han causado las special purpose acquisition companys (SPAC) en Europa tras su euforia en EE UU. Se trata de empresas cotizadas que están vacías de actividad y sus promotores piden dinero a los accionistas con el fin de invertirlo en otras empresas. Los inversores les dan, pues, un cheque en blanco para que con su dinero compren lo que quieran, y si no lo hacen los gestores de esas SPAC deben devolverlo. Los datos de Goldman Sachs indican el declive que han sufrido. Así, el volumen de salidas a Bolsa de SPAC aumentó de 42 transacciones en 2019 a 183 en 2020 y a 394 en 2021. “En este 2022 sólo se han conocido cinco salidas después de que el supervisor estadounidense, la SEC, adoptara nuevas regulaciones”, explican. Y su futuro inmediato está complicado también por la subida de los tipos de interés. Así, según Goldman, hay más de 500 SPAC activas con 144.000 millones de dólares en capital social buscando objetivos de inversión. De ellas, 88 caducan este año y 318 en el primer semestre de 2023. Si no consiguen invertir ese dinero, tendrían que devolverlo.

Javier Amo, del IEB, explica que en las SPAC ha habido una burbuja porque los objetivos de inversión no se han cumplido. “Existen numerosas SPAC que no han podido materializar en inversiones el dinero recibido y lo tienen que devolver. El producto SPAC va a seguir porque es una buena idea, pero no tiene sentido que se creen miles. Ahora deberán luchar con la desconfianza de los inversores y, además, las valoraciones de las compañías objeto de compra por parte de estos vehículos eran más accesibles con tipos de interés bajos”, concluye. Por su parte, Viladesau estima que las SPAC mueven 260.000 millones de dólares desde 2020 y a lo largo del año las ya cotizadas han caído de media el 50% en Bolsa. “Estas formas de inversión responden a un exceso de liquidez en el mercado con un gran protagonismo del dinero institucional, luego acompañado por minoristas”. Y añade: “En Europa, la regulación ha ido muy lenta, con Holanda como pionera en implantarla. Ahora puede que ya no se use”, explica.

Crisis de confianza

Las criptomonedas, con bitcoin y ethereum a la cabeza —representan el 50% del casi billón de dólares en que se valoran las criptodivisas—, también han sufrido generosamente la crisis de confianza de los mercados. Incluso han desaparecido algunas como luna o terra, mientras otras plataformas iban a la quiebra ante la desbandada del dinero. El bitcoin ha caído en un año el 70%, desde los 67.000 dólares de noviembre de 2021 hasta los 20.000 actuales. También ethereum classic ha sufrido grandes pérdidas: en 12 meses ha perdido el 56% de su valor hasta los 24,671 euros actuales. Viladesau, pese al descalabro, apunta a que las criptomonedas son las que tienen más futuro: “Detrás tienen una innovación tecnológica que posee valor”, aunque reconoce que, pese a la entrada de grandes inversores, han sido los minoristas los más activos en fomentar la burbuja cripto.

Mirva Antilla, director de análisis de activos digitales de Wisdom­Tree, indica que mientras la Reserva Federal siga incrementando los tipos de interés, los precios de los activos digitales estarán bajo presión. Sin embargo, “los desarrolladores están llevando a cabo una ingente cantidad de actividades, y varias instituciones importantes se están preparando para el próximo mercado alcista en los activos digitales”, advierte. Una visión optimista que comparte Alberto Gordo, socio fundador de Protein Capital. “La crisis de las criptodivisas ya la hemos vivido en 2012, 2018 y 2020. Con covid, guerra e inflación, el bitcoin no ha desaparecido y siempre ha logrado romper los máximos anteriores después de las fortísimas caídas. Unas desaparecen y otras nacen, y después de las fortísimas caídas vividas esos años (algunas del 93%) lograron romper los máximos anteriores. Están dentro de las estadísticas de los organismos internacionales y ya no se cuestiona continuamente su prohibición”, explica Gordo.


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