El mercado da la espalda (de momento) a Sacyr
El grupo presenta unos buenos resultados y consolida su giro hacia las concesiones, pero el precio de las acciones sigue alicaído
Frente a la inestabilidad y el caos, este más que nunca debería ser el momento para los negocios predecibles. Pero en tiempos revueltos los problemas parecen no discriminar a las víctimas. Los escollos de Sacyr, una compañía que lleva años primando su negocio de concesiones sobre la construcción, están en la Bolsa: hay unanimidad entre los 13 analistas que siguen de cerca el valor en que el grupo está infravalorado, ...
Frente a la inestabilidad y el caos, este más que nunca debería ser el momento para los negocios predecibles. Pero en tiempos revueltos los problemas parecen no discriminar a las víctimas. Los escollos de Sacyr, una compañía que lleva años primando su negocio de concesiones sobre la construcción, están en la Bolsa: hay unanimidad entre los 13 analistas que siguen de cerca el valor en que el grupo está infravalorado, pero ni unos buenos resultados parecen suficiente munición para levantar el precio de la acción, que cerró este viernes en poco más de dos euros.
La empresa que preside Manuel Manrique consiguió en 2021 facturar más (4.675 millones de euros), incrementó el resultado de explotación en dos dígitos en todas las divisiones, puso nuevos activos en explotación y tiene una cartera creciente de ingresos futuros de 46.000 millones. La rentabilidad por dividendo obtenida por el accionista el año pasado fue del 4,6% y la deuda neta con recurso (la exigible a la matriz, excluida la que financia los proyectos) se ha reducido un 19%, hasta los 681 millones. Su presidente quiere recortarla este año otros 200 millones. El resultado de explotación, reflejo habitual de la marcha del negocio, alcanzó los 923 millones, un 28% por encima del obtenido un año antes. Sin embargo, la fotografía final quedó empañada por pérdidas que alcanzaron los 189 millones.
Esto último fue consecuencia de dos circunstancias: por un lado, por el vencimiento de los derivados sobre el 5% de la participación que Sacyr tenía en Repsol (y que como consecuencia se apuntaron 93 millones de euros menos) que dieron lugar a la disminución de la participación de la empresa en la petrolera. Por otro, estuvieron las provisiones del grupo para hacer frente a la situación de las radiales madrileñas R3 y R5. Lo primero, dicen en la compañía, es un ajuste contable que no supone merma en el patrimonio. Las cuentas de la empresa añaden que, al no renovar los derivados contratados sobre 75 millones de acciones, su estructura “se simplifica”. A Sacyr no le interesa mantener la posición en Repsol (tiene ahora un 3%) y está previsto que ese porcentaje vaya retrocediendo entre este año y 2024. Y en cuanto a las provisiones por las sentencias adversas de las radiales, de 58 millones, aseguran que serán compensadas cuando se resuelva la cuestión de la responsabilidad patrimonial de la Administración por la reversión anticipada de las carreteras que quebraron a partir de 2018.
Con todo, lo paradójico es que la capitalización bursátil de todo el grupo, que esta semana se situaba en 1.300 millones, está 1.500 millones por debajo de la valoración que la compañía hace solo de sus activos concesionales, que es de 2.800 millones. ¿Por qué el precio de la acción está tan lejos del consenso de los analistas, de 3,17 euros? Desde Renta 4, Ángel Pérez lo atribuye al contexto del mercado. “Efectivamente es una compañía infravalorada, como le ocurre a otras, como ACS”. Excluyendo la obvia depresión por el contexto bélico, cree que la cuestión no es tanto lo que valga, sino lo que el accionista está dispuesto a pagar por este tipo de compañías frente a otras alternativas. A su favor, apunta en una nota Juan Tuesta, analista de constructoras en Bankinter, tiene el hecho de que el negocio de concesiones aporta estabilidad “al tener el 90% de sus activos no sujetos a riesgo de demanda”. Otros expertos consideran que quizá no han sabido comunicar el cambio estratégico que iniciaron en 2021, cuando decidieron primar las concesiones sobre la construcción. “Ahora tenemos un perímetro de actividades más concentrado. Pero hay un gran gap, tenemos que convencer al mercado de que valemos mucho más de lo que costamos. Nuestros activos son muy resilientes a la incertidumbre que hay en el mundo”, responden en la compañía. También creen que han dejado atrás el coste reputacional de sus pleitos por los sobrecostes del canal de Panamá, y que la nueva entrada en servicio de grandes proyectos en Italia, Colombia y Chile les darán un mayor impulso.
Nuevos contratos
En España, su proyecto estrella está ahora en las obras del Hospital 12 de Octubre de Madrid, la obra civil más grande del país. Además, se enfocan en obtener nuevos contratos de proyectos dentro del marco de los fondos Next Generation, principalmente en el sector ferroviario y del agua. La CNMC los sancionó en agosto pasado, junto a otras 12 empresas entre las que están FCC, Acciona y ACS, a pagar una multa de 61 millones por formar un cartel que alteraba el resultado de licitaciones de los servicios de conservación y explotación de la Red de Carreteras del Estado con el fin de repartirse los contratos. La empresa lo rechaza todo y ha recurrido ante la Audiencia Nacional.
En Colombia, Paraguay, Uruguay y Chile tienen importantes obras en marcha y han tenido mucho éxito en nuevas licitaciones en todo el continente americano. Que el mercado asuma sus cifras, creen, será cuestión de tiempo.