Mejorar la educación financiera, un objetivo común de Primaria y Secundaria
Trabajar competencias financieras desde pequeños tiene numerosos beneficios a lo largo de la vida. Los alumnos españoles, por debajo de la media de los países OCDE
Desde pequeños, niños y niñas suelen manejar pequeñas cantidades de dinero que luego emplean para comprar golosinas, alimentos e incluso regalos para sus amigas y amigos. Una introducción a las finanzas que se produce de forma natural y que jugará un papel fundamental a la hora de conseguir que los futuros adultos entiendan el valor del dinero y cómo debe ser su relación con él. Ahora bien, ¿cómo es la educación financiera que reciben los jóvenes españoles?
A juzgar por los datos, la situación es mejorable: según el último informe PISA, los alumnos españoles han empeorado ligeramente sus conocimientos financieros, y con 486 puntos se sitúan en el puesto 12 de 20, 12 puntos por debajo de la media de los países participantes. Saben, por ejemplo, lo que es una factura, pero cuatro de cada 10 no pueden “realizar interpretaciones sencillas” de la misma o de una nómina, ni calcular porcentajes. Una situación que, apuntan los expertos, no es precisamente ideal a la hora de relacionarse con el dinero y tomar las decisiones correctas en el ámbito financiero.
Desarrollar los conocimientos y destrezas necesarios es, por lo tanto, una prioridad educativa en la que la familia y los maestros juegan un papel esencial: “La escuela debe ser partícipe de esta formación introduciendo nuevos conceptos como los ingresos, los gastos, el ahorro, cómo comprar sin dinero, las tarjetas de débito y crédito y muchos otros conceptos que el alumnado vive en su día a día sin ser conscientes de la importancia y la repercusión que tienen”, explica Juan Manuel Garrán, docente de Primaria e inspector de educación en la provincia de Sevilla.
¿Qué educación financiera reciben los alumnos?
Tanto en Primaria como en la ESO, los centros docentes deben incluir dentro de sus programaciones y proyectos educativos el abordaje de la educación financiera, y además garantizar que exista una coordinación en el tránsito entre ambas etapas, recuerda Garrán. “Esta educación no forma parte solo de los saberes básicos del área de Matemáticas, sino que también se incluye en Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural y Educación en Valores Cívicos y Éticos. Y, en Secundaria, se incluiría en más materias”, señala. Además, para que los centros educativos jueguen el papel central que se les supone, la formación del profesorado se yergue como un factor clave.
A nivel orgánico, se van dando pasos en la dirección adecuada. Así, el Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, establece por primera vez entre los saberes básicos del área de Matemáticas la educación financiera. Sin embargo, tal y como recuerda Garrán, es fundamental tener presente que, en la etapa de Primaria, las diferentes áreas se deberían impartir de forma transversal, ya que los conocimientos no son estancos: “Cuando estamos leyendo un problema de matemáticas, también estamos tratando de comprenderlo (es decir, trabajamos la comprensión escrita del área de Lengua Castellana y Literatura); y puede que esa información tenga relación con la población y esté en forma de gráfico (área de Ciencias Sociales), o trate un porcentaje de área quemada de un bosque (Ciencias Naturales)”.
Sin embargo, hasta hace unos años la mayoría de la educación financiera se centraba en la etapa de Secundaria. Estaba, por ejemplo, el Plan de Educación Financiera, una iniciativa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el Banco de España y el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, y otros cursos y talleres, pero siempre dirigidos a la misma etapa.
“Para nosotras, la educación financiera es un proceso que debería empezar en edades muy tempranas. Se ha de empezar en Primaria, con cosas muy suaves, añadiendo poco a poco ideas y conceptos. De esta forma, cuando lleguen a Secundaria, ya tendrán una base inicial”, sostiene Manuela Bosch, profesora de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona y directora académica del Curso de Educación Financiera para Profesorado de Educación Primaria, una iniciativa conjunta de la Fundación ICO, la Universidad de Barcelona y la Autónoma de Barcelona que acaba de cerrar una segunda convocatoria para formar a docentes de esta etapa educativa. A través de un curso online, y de materiales propios y de terceros, estos adquirirán las habilidades pedagógicas necesarias que les permitan enseñar conceptos financieros básicos al alumnado de Primaria, además de mejorar sus propias habilidades y conocimientos.
Educación financiera en Primaria
El reto principal es precisamente ese: traducir al lenguaje de un alumno de Primaria conceptos e ideas relacionados con la educación financiera; un esfuerzo en el que se ha de recurrir a situaciones de aprendizaje en forma de juegos donde las niñas y los niños ejerzan diferentes roles: el tendero, la persona que va a la compra, una conversación en familia sobre cómo pagar los gastos mensuales de la casa, cómo se puede comprar una vivienda o la organización de un viaje de fin de curso “pueden ser situaciones para que el alumnado, a través de la experiencia y el diálogo, comparta sus ideas y vaya adquiriendo nuevos conocimientos. Y para ello la formación del profesorado es fundamental”, afirma Garrán.
Las estrategias, por su parte, deben ser variadas y adaptadas a la edad del alumnado, con recursos más o menos manipulativos y situaciones simuladas o reales: desde dinero de juguete para la tienda hasta compras reales con pequeñas cantidades de dinero (uno o dos euros) en tiendas del barrio. Además, se puede contar con las familias y con expertos en la materia (como profesores universitarios, asesores fiscales o empleados de banca) para que les expliquen qué funciones realizan en sus trabajos y los ámbitos que abarca la educación financiera.
En la Escola Montanyans, de Sant Marçal (Barcelona), son plenamente conscientes de la importancia de potenciar estos conocimientos, y por eso llevan ocho años con un proyecto educativo que tiene como objetivo fomentar la mentalidad emprendedora entre los alumnos de quinto y sexto de Primaria. Los alumnos entran en contacto con el mundo de la empresa y, durante dos años, impulsan su propia cooperativa, elaboran productos que luego venden y recaudan fondos tanto para un viaje de fin de curso como para donar a una ONG (el año pasado, la elegida fue el hospital Sant Joan de Deu, de Barcelona: “Todos los niños son socios de esa cooperativa, y ellos lo deciden todo, incluido el nombre y el logotipo (la de este año, por ejemplo, se llama Arti Coop). Y luego trabajamos con las familias de los niños, para rellenar un cuestionario con el que saber dónde colocar a cada alumno, ya sea en la parte de marketing, en la producción o en la contable”, explica Montse Vallés, docente del centro y madre de Gina, una alumna que empezará sexto de Primaria tras el verano.
Por el camino, explica Vallés, los niños desarrollan todo tipo de habilidades y competencias que incluyen la capacidad de iniciativa, el trabajo autónomo y en equipo y la cohesión de grupo. Y mucho más: “Si miramos a las competencias del currículum, trabajan la comunicativa y la lingüística, porque ellos tienen que vender sus productos; la digital, porque el tema del marketing es completamente digital, con un blog, una web o una cuenta de Instagram; en la parte matemática, llevan un control de gastos, beneficios, entradas y salidas; trabajan también la sostenibilidad; y, como ese producto lo hacen a mano, desarrollan sus habilidades plásticas. Al final es transversal, se tocan todas las competencias”.
La formación del profesorado de Primaria
La ya mencionada iniciativa de la Fundación ICO, la Universidad de Barcelona y la Autónoma de Barcelona, surgió precisamente con la intención de mejorar no solo los conocimientos y habilidades financieras de los propios docentes, sino para que estos pudieran, a su vez, trasladar de la forma más adecuada algunos de esos conocimientos a sus propios alumnos. Pero ¿por qué empezar a enseñar la educación financiera tan pronto? “Desde mi punto de vista, cuanto antes empieces con cualquier cosa, mejor. Ocurre en el tema de los idiomas, y con las finanzas es igual: si los padres les dan una paga desde pequeños, ellos tendrán que aprender a administrarse”, cuenta Bosch.
“Dentro de la educación financiera, la OCDE marca cuatro ámbitos: el dinero y las transacciones; la planificación y la gestión de las finanzas; el panorama financiero; y todo el tema de riesgo y beneficio. Y, como nosotros pensamos que los profesores deberían tener conocimientos mucho más extensos, abarcamos todo ello, aunque luego ellos solo hagan translación a sus alumnos de cosas muy pequeñitas”, añade. Entre esos conceptos, y abarcando cuatro ámbitos (la tienda, la casa, el banco y la escuela) los docentes adquieren conocimientos y herramientas pedagógicas para tratar aspectos como, por ejemplo:
- Monedas y billetes: “Les ayudamos a ser conscientes de dónde sale el dinero; si simplemente sale del cajero o si, para tener dinero, alguien tiene que haberlo metido antes”. Lo que se pretende, apunta Bosch, es que conozcan las monedas y los billetes y cómo deben hacer las transacciones, así como la conveniencia de ahorrar parte de ese dinero.
- Compra responsable: “Si, por ejemplo, tienen libros ya usados en la escuela, pueden reciclarlos y volver a usarlos, antes de comprar libros nuevos. O a lo mejor se los presta un compañero de la escuela”.
- La publicidad: una parte que está pensada para los maestros, pero que también se puede trasladar a los pequeños: “¿Por qué un niño tiene mucho interés en comprarse alguna cosa que le hace mucha ilusión? Hay una publicidad bastante persistente que insiste en lo bueno que sería para ti el tener este juego o este teléfono en concreto... Con ellos se puede trabajar todo el tema de la publicidad, para que vean, en la medida de lo posible, que no tienen que tener todo aquello que se publicita, porque no es necesario.
- Presupuesto y ahorro: “Si quieren organizar una excursión del colegio, estaría bien que ellos pudieran contar qué ingresos y gastos van a tener”. Y, como ahora ya estamos acostumbrados a comprar por internet, se puede trabajar esto, e incluso si compran algo que viene de fuera y en una moneda distinta del euro, pues trabajar el tipo de cambio, por ejemplo.
Para terminar, un dato relevante: según recuerda el reciente informe PISA sobre competencias financieras, cuando los padres y madres hablan con sus hijos sobre el dinero para sus compras y sobre el presupuesto familiar, el alumnado muestra un rendimiento más avanzado. Por eso, recuerda Garrán, “las familias juegan un papel fundamental. Y las escuelas, convertidas en comunidades de aprendizaje, deben informar a las mismas sobre qué contenidos se están impartiendo en las aulas y cómo pueden colaborar en la formación de sus hijas e hijos”. Una buena idea, apunta, sería la de formar grupos de familias para impartir talleres sobre educación financiera analizando casos, leyendo artículos o noticias y escuchando consejos de personas relacionadas con estas áreas.
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