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El Consejo de la UE negocia contra reloj las cuotas de pesca para 2026

Los días autorizados por barco en el Mediterráneo se presentan como el gran escollo para el acuerdo europeo en el que también se debaten las capturas para el Atlántico

El tiempo de pesca autorizado en el Mediterráneo para 2026 vuelve a presentarse como el gran escollo para cerrar el acuerdo anual por el que los Estados miembros se reparten las cuotas pesqueras en la UE. La Comisión Europea ha planteado este año un recorte muy considerable respecto al de hace 12 meses. Entonces la propuesta era de 27 días al año por cada barco, que podían elevarse hasta un centenar largo de días si se aplicaban medidas que mantuvieran la viabilidad futura de los caladeros. Este año esa propuesta inicial ha bajado a 9,7 días y las compensaciones planteadas son más complicadas. “Es de otro planeta”, lamentó el ministro de Pesca español, Luis Planas, este jueves a su llegada al Consejo de la UE para empezar la tradicional negociación que suele prolongarse durante dos días y acabar a altas horas de la noche.

Fuentes de la negociación confían en que esa liturgia se acorte este año. Pero a tenor de lo que va trascendiendo, no lo parece. Los cambios en la propuesta inicial que ha introducido la Comisión para buscar el acuerdo siguen sin convencer a los tres países implicados en el acuerdo del Mediterráneo occidental: España, Francia e Italia. Este trío busca una posición común para fortalecer su posición y convencer al Ejecutivo de la UE de que acepte más cambios.

España reprocha a la Comisión que en sus planteamientos no tenga en cuenta los sacrificios anteriores y las medidas ya adoptadas y alega que eso ha contribuido a que los caladeros estén en mejor situación que en el pasado, según decía Planas el jueves. Un ejemplo que ponen en el Gobierno es que este año los pescadores mediterráneos españoles han cambiado las redes en 600 barcos en apenas tres meses para hacer la pesca más sostenible y eso no ha sido tenido en cuenta por la Comisión Europea ni puede apreciarse en la situación de los caladeros.

Aunque la situación en el Mediterráneo occidental es la más complicada, no es la única en la que todavía no hay un acuerdo. En el Atlántico, también hay incógnitas que impiden dar por cerrado este frente. No obstante, las posturas están mucho más próximas. El propio Planas ha hablado de una “perspectiva general positiva”, aunque su intención era reclamar un incremento de cuotas.

Según la propuesta que puso sobre la mesa la Comisión, para el Atlántico, donde se negocia por volumen de capturas y no por días de faena, el planteamiento era una rebaja para el lenguado y el abadejo, y el mantenimiento del volumen en la merluza. En el caso del atún rojo, se habla de un incremento del 17%.

Más complicada es la situación de la caballa. En este caso, la negociación no solo implica a los países de la UE, sino también a los llamados “países costeros”, que son Noruega, Islandia e Islas Feroe (territorio autónomo de Dinamarca). Con estos territorios hay que alcanzar un acuerdo adicional (no forman parte del bloque comunitario). La propuesta de la Comisión es de un recorte importante de capturas para que se recupere la especie, en torno al 70%. Pero como explican fuentes de la negociación, de nada sirve que se pactara ese recorte entre los Estados miembros si luego otros socios ajenos a la UE no aplican esta medida.

Ante la posibilidad de que esta última parte del pacto no se cerrara en esta reunión, Bruselas tiene previsto imponer una cuota provisional para el sector de la UE hasta que se alcance un pacto con los demás países.

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