Bruselas resiste el pulso de Trump e investigará a Google por el uso de la IA
La Comisión Europea abre la segunda investigación sobre una gran tecnológica estadounidense en una semana por la inteligencia artificial
La Comisión Europea sospecha que Google podría mantener prácticas anticompetitivas con su herramienta de inteligencia artificial (IA). Cree que la filial de Alphabet podría estar usando sin permiso el contenido que crean los medios de comunicación para entrenar su IA y ofrecer resultados a los usuarios. Ante esto ha abierto una investigación que ha anunciado este martes: “La investigación examinará, en particular, si Google está distorsionando la competencia al imponer condiciones injustas a los editores y creadores de contenidos, o al concederse a sí misma un acceso privilegiado a dichos contenidos, lo que coloca en desventaja a los desarrolladores de modelos de IA rivales”. Es la segunda investigación en menos de una semana que Bruselas abre a una gran tecnológica estadounidense ante la posibilidad de que se estén rompiendo las normas europeas de los mercados. Hace unos días fue a Meta.
A pesar de las presiones y amenazas de Estados Unidos contra la Unión Europea por las investigaciones y multas sobre las grandes tecnológicas norteamericanas, Bruselas sigue haciendo camino. La multa que impuso el viernes pasado a la red social por 120 millones provocó la salida en estampida de toda la Administración de Washington. “Es asquerosa”, declaró este mismo lunes el presidente de EE UU, Donald Trump. Ha sido el último en pronunciarse después de que lo hicieran el vicepresidente J. D. Vance, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
“Creo que es importante. Esto [en referencia a la materia de la investigación] se ha planteado como una preocupación muy relevante por parte de los editores, los redactores y los medios de comunicación”, ha defendido la vicepresidenta de la Comisión Europea y máxima responsable de Competencia, Teresa Ribera. “Debemos iniciar este proceso para identificar en qué medida puede haber un abuso de su posición al alimentar la IA o al utilizar los contenidos para desarrollar el producto de IA”, ha argumentado.
Google es, probablemente, la gran tecnológica estadounidense que más investigaciones acumula por comportamiento anticompetitivo y, sin duda alguna, la que ha recibido multas más cuantiosas por este motivo por parte de la Comisión. En septiembre recibió su cuarta multa milmillonaria, 2.950 millones de euros por prácticas monopolísticas en el mercado de la publicidad digital; en noviembre, Bruselas abrió un expediente por perjudicar el contenido patrocinado de los medios de comunicación en sus ediciones digitales.
La investigación que abre la Comisión “se basa en el [uso del] contenido de los editores web sin una compensación adecuada por ello y sin que los editores tengan la posibilidad de rechazarlo sin perder el acceso a la búsqueda de Google”. “De hecho”, continúa el Ejecutivo comunitario, “muchos editores dependen de la búsqueda de Google para el tráfico de usuarios y no quieren arriesgarse a perder el acceso a ella”.
Esta es una de las líneas de investigación abierta en este expediente, la otra va sobre el uso en Youtube de los vídeos de los creadores de contenidos, que tienen “la obligación de conceder a Google permiso para utilizar sus datos con diferentes fines, incluido el entrenamiento de modelos de IA generativa”. “Google no remunera a los creadores de contenido de YouTube por su contenido, ni les permite subir su contenido a YouTube sin permitir que Google utilice dichos datos. Al mismo tiempo, las políticas de YouTube prohíben a los desarrolladores rivales de modelos de IA utilizar el contenido de YouTube para entrenar sus propios modelos de IA”.
En realidad, las dos líneas de investigación tienen un tronco común: Google utiliza el contenido ideado por terceros, medios de comunicación o creadores de vídeos, para entrenar su modelo de inteligencia artificial. El despliegue de esta tecnología ha estado en la base de la carrera alcista en la Bolsa que ha llevado a las acciones Alphabet, la matriz de Google, a subir un 77% en el último medio año y a que la firma esté valorada en una cantidad cercana a los cuatro billones de dólares. Para poder dimensionar esta cifra tan grande, se puede decir que se sitúa entre el PIB de Alemania y Francia, las dos mayores economías de la UE.
La noticia ha sido muy bien recibida por el Consejo Europeo de Editores (EPC, por sus siglas en inglés), que presentó a la Comisión a comienzos de año un memorándum en el que señala que dos funciones de la IA, tanto los resúmenes como el modo IA, que funciona como un chabot al que el usuario pregunta, “dependen en gran medida de contenidos periodísticos de alta calidad, pero a los editores no se les ofrece una opción significativa ni una remuneración justa por ese uso”. “Los editores no se oponen a la innovación, incluido el uso de la inteligencia artificial, pero la innovación no puede basarse en el uso del periodismo profesional sin condiciones y remuneraciones acordadas y sin ofrecerles la posibilidad de rechazar dicho uso de sus contenidos sin perder el acceso a la búsqueda de Google”, ha aclarado Angela Mills Wade, directora ejecutiva de la organización.