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La Agencia Internacional de la Energía destaca la desconexión errónea de generadores en el apagón

El organismo se suma a las tesis de Red Eléctrica y los investigadores europeos, aunque apunta a que el incidente no solo dependió de la generación sino de la calidad de la operación de la red

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera que el apagón del pasado 28 de abril en la Península Ibérica demuestra que la seguridad eléctrica depende no solo de la generación, sino también de la calidad de la operación de la red y del comportamiento de todos los activos conectados, ya que el incidente se desencadenó por “una rápida sucesión de fallos técnicos”, incluyendo la desconexión errónea de generadores, a pesar de que los niveles de tensión aún no habían superado los umbrales establecidos.

“El suceso se desencadenó por una rápida sucesión de fallos técnicos”, señala la agencia en un somero apéndice de su informe Perspectiva Energética Mundial 2025, donde recoge las conclusiones de ENTSO-E, la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad, apuntando que, en los minutos previos al apagón, el sistema eléctrico se volvió inestable con fluctuaciones inusuales en la tensión y el flujo de potencia.

“Esta inestabilidad fue seguida de un fuerte aumento de la tensión, ya que los sistemas de protección desconectaron erróneamente generadores que habían estado absorbiendo potencia reactiva, a pesar de que los niveles de tensión aún no habían superado los umbrales establecidos por la normativa”, destaca la AIE, según recoge Europa Press.

De este modo, a medida que se desconectaban más centrales, la tensión aumentó aún más, lo que provocó “una cascada de desconexiones adicionales”, mientras que cientos de megavatios (MW) de fuentes distribuidas más pequeñas se desconectaron inesperadamente, lo que dificultó aún más la respuesta de los operadores del sistema.

Con las anteriores aseveraciones, el organismo se suma en gran medida a las tesis ya descritas tanto por Red Eléctrica como por los investigadores europeos o el Gobierno de España. Aunque critica a diversos agentes, centra gran parte de la responsabilidad en que algunas plantas de generación se desconectaron cuando no debían, tal y como lleva meses denunciando el operador del sistema. También critica la inestabilidad que provocó la generación distribuida. Es decir, el autoconsumo.

En cualquier caso, para la AIE el apagón del pasado 28 de abril “demuestra que la seguridad eléctrica en los sistemas modernos depende no solo de la generación, sino también de la calidad de la operación de la red y del comportamiento de todos los activos conectados”, lo que pone de relieve la necesidad de contar con normas vinculantes que exijan a todos los generadores apoyar el sistema durante las emergencias y desconectarse “únicamente si se superan umbrales claramente definidos”.

En este sentido, considera que la preparación sigue siendo fundamental y destaca que el rápido restablecimiento del suministro eléctrico en la Península Ibérica fue posible gracias a las sólidas interconexiones con los países vecinos, los protocolos de emergencia robustos y la capacidad de arranque en negro disponible, por lo que señala que “mantener y fortalecer estas capacidades es crucial”.

Asimismo, afirma que la atención internacional suscitada por el apagón ibérico brinda la oportunidad de revisar algunos elementos comunes de la seguridad y la resiliencia del suministro eléctrico a medida que evolucionan los sistemas de energía.

De este modo, si bien los sistemas eléctricos y las estructuras de mercado difieren de un país a otro, la AIE identifica “cuatro pilares fundamentales” necesarios en todos los casos, incluyendo, en primer lugar, contar con una infraestructura de red robusta, que incluya redes sólidas e interconexiones regionales, ya que constituye la base para una operación segura.

En segundo lugar, la AIE considera esencial la flexibilidad del sistema eléctrico para equilibrar la oferta y la demanda, lo que incluye la respuesta a la demanda, el almacenamiento y el mantenimiento de la generación gestionable, así como medidas para garantizar que los mercados valoren adecuadamente estos servicios.

Además, se necesitan soluciones técnicas, como condensadores síncronos o baterías equipadas con inversores formadores de red, para respaldar la estabilidad del sistema a medida que evoluciona la matriz de generación.

Por último, ve crucial adaptar los marcos operativos a medida que los sistemas eléctricos se transforman, actualizando los códigos de red, los requisitos de reserva, los mecanismos de balance y las estructuras regulatorias para mantenerse al día con los nuevos desafíos y tecnologías.

“Los costes económicos de los apagones son muy elevados”, resume la AIE, añadiendo que ejemplos como los apagones de este año en Chile en febrero y en abril en la Península Ibérica, “nos recuerdan cómo las interrupciones pueden tener un efecto dominó y afectar a millones de personas”, por lo que, a medida que aumenta la proporción de electricidad en el consumo final y los sistemas eléctricos se vuelven más complejos, “la seguridad del suministro eléctrico cobra cada vez mayor importancia”.

El informe de la AIE profundiza en algunas de las causas ya apuntadas por los agentes que han informado sobre el histórico incidente y que ha enfrentado a las partes. Mientras que Red Eléctrica considera que el apagón se produjo por fallos de las compañías generadoras, las eléctricas achacan la responsabilidad de la desconexión masiva a la falta de previsión en la programación de centrales en determinadas zonas de España. Ambas cuestiones fueron consideradas por el Gobierno de España, mientras que la investigación de expertos en Europa, que publicó un informe de hechos el pasado mes de octubre, de nuevo pone el foco sobre la responsabilidad de determinadas plantas de generación.

Sea como fuere, todos los informes de expertos emitidos hasta ahora no señalan culpables directamente. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) es el encargado de hacer su propio análisis de lo que sucedió el 28 y 29 de abril y en base a eso incoará expedientes sancionadores. En el sector se da por hecho que la asunción de responsabilidades tardará años en llegar y las potenciales reclamaciones por el impacto generador durante las horas que la península Ibérica estuvo sin luz llegará de los tribunales de justicia.

Desde el 28 de abril, Red Eléctrica aplica una operación reforzada para evitar nuevos incidentes. Esta operación reforzada supone un coste añadido para el consumidor final. Como también hace énfasis la AIE, tanto el Ministerio para la Transición Ecológica, como Red Eléctrica y la CNMC están desplegando nuevas medidas con el objetivos de que además de evitar un incidente como el de la pasada primavera, la estabilidad del sistema suponga un coste menor para los consumidores del que supone ahora y pueda funcionar con un menor daño medioambiental, ya que la activación de más plantas de producción de electricidad con gas ha disparado la emisión de CO2.

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