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La banca ética no es una utopía

El real decreto para fomentar este tipo de finanzas entrará en vigor en primavera. Se basa en la regulación europea y en las leyes de países de nuestro entorno

Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, tras escuchar a las entidades sociales ha puesto en marcha un real decreto para fomentar las finanzas éticas. La norma entrará en vigor la próxima primavera una vez recabados los informes de otros depa...

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Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, tras escuchar a las entidades sociales ha puesto en marcha un real decreto para fomentar las finanzas éticas. La norma entrará en vigor la próxima primavera una vez recabados los informes de otros departamentos y del Consejo de Estado. El propósito fundamental es “priorizar el impacto social y ambiental positivo sobre la maximización del beneficio económico” y “fomentar una inclusión financiera equitativa”.

El real decreto establece los criterios que definen las entidades de finanzas éticas, con independencia de su forma jurídica: destinar el 75% de los beneficios al reforzamiento patrimonial de la propia entidad y dedicar al menos el 20% de los créditos a organizaciones sin fines de lucro. Las finanzas éticas deben adoptar también un modelo organizativo democrático y participativo y excluir la financiación de la industria armamentística, las actividades del juego y los combustibles fósiles.

La banca ética no es una utopía. El real decreto se inspira en la regulación europea, (reglamento sobre divulgación informativa relativa a la sostenibilidad de los servicios financieros, SFDR, 2019) y en las recientes leyes de varios países (Francia, Italia, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica y Lituania).

El Séptimo Informe sobre Finanzas Éticas en Europa, Más allá del beneficio, con datos de 2022, aporta indicadores relevantes. Los bancos éticos tienen una mayor solidez patrimonial, con un 23,3% de capital principal, superior al de los grandes bancos significativos que es del 17,2%. Las entidades éticas también dedican una mayor proporción de sus recursos a empresas y familias que los grandes bancos. Esto explica que los éticos tengan una mayor proporción de créditos fallidos (5,7%) que los bancos significativos (3,5%). La clave está en la distinta manera de gestionar los fallidos: Los éticos tratan resolver estos casos de forma responsable y personalizada, mientras que los bancos significativos los venden con grandes descuentos a fondos especulativos sin tener en cuenta los derechos de los deudores.

Con esta iniciativa, el Gobierno trata de potenciar a las entidades financieras de la economía social reforzando su visibilidad y seguridad jurídica. Es importante. Clara E. Mattei, profesora de Economía de la Universidad de Tulsa (EE UU) destaca en El orden del Capital (Capitán Swing) el florecimiento de las cooperativas en Italia en los años 1919 y 1920, gracias al apoyo del Estado.

El economista Carlos Martín Urriza, diputado de Sumar en el Congreso, explica el trasfondo del asunto: “Los bancos operan con una concesión pública muy importante; pueden crear dinero de la nada y los ciudadanos no reciben nada a cambio. Hemos perdido incluso la plataforma de pagos gratuitos. Antes podías tener una cuenta corriente sin costes. Ahora solo está la cuenta básica gratuita para colectivos vulnerables. El sector financiero es el único en que el cliente se tiene que adaptar a sus intereses. Tendría que haber unas condiciones más gravosas para las financiaciones fósiles que para las verdes”. La acción del Gobierno es decisiva para la existencia de unas finanzas decentes.

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